La “castidad”…virtud olvidada en los últimos tiempos
Laura Barreal Danel
Un gusto enorme saludarle mi queridx lectorx y desear que Usted y su familia se encuentren gozando de salud y de muchas bendiciones. Asimismo, le doy las gracias por dedicar tiempo y espacio, en su agenda personal para la lectura de las presentes líneas, que el día de hoy dedicaremos a la virtud de la “castidad”, frecuentemente omitida en el terreno de la educación familiar, por considerarse un tanto anacrónica. Y que descubriremos la importancia de incluirla en el proyecto educativo de las familias.
Al hablar de “castidad”, nos comparte P.Jürgen Daum, Director de “La Opción V”, es probable que nos encontremos con muchos malentendidos. Pues, muchos creen que la castidad es lo mismo que “no tener sexo nunca”, y que “eso es solo para curas y monjas”. En realidad pocos entienden su verdadero significado y eso hace que no pocos reaccionen negativamente y se burlen con tan solo mencionar la palabra….Debido a esto, es necesario aclarar el verdadero significado y sus implicancias, señala el autor, para tener claridad y así poder dar razón a otros de su significado y su importancia para todos.
El autor refiere la etimología de la palabra y señala que castidad proviene del latín castus, y se traduce al español como “puro”. Por lo tanto, castidad y pureza son sinónimos, significan lo mismo.
Por su parte, P. Miguel A. Fuentes nos comparte que la castidad consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. Supone superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el bien de los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor. En los jóvenes, la castidad entrena y forma la personalidad. Supone un esfuerzo que va dotando a la persona de solidez en la voluntad y de una sensación de posesión y dominio de sí mismo que, a su vez, es fuente de profunda paz y alegría. Los jóvenes castos, normalmente, son más constantes en el trabajo y en el estudio, tienen más ilusiones, son más idealistas.
El autor hace alusión a la “pureza” como una virtud eminentemente positiva y constructiva que templa el carácter y lo fortalece. Produce paz, equilibrio de espíritu, armonía interior. Purifica el amor y lo eleva; es causa de alegría, de energía física y moral; de mayor rendimiento en el deporte y en el estudio, y prepara para el amor conyugal.
San Juan Pablo II se dirigió a los jóvenes en Lourdes el 15 de agosto de 1983: “Los que os hablan de un amor espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un camino difícil y exigente. Lo cual, quienes llevamos muchos años de matrimonio, podemos confirmar que así es. Y damos testimonio de que, todas esas dificultades y exigencias, definitivamente fortalecen el amor que nos juramos en el altar mucho tiempo atrás.
También, se dirigió a los jóvenes reunidos en Rímini (Italia) en agosto de 1985: “Quieres encerrarte en el círculo de tus instintos?…..En el hombre, a diferencia de los animales, el instinto no tiene derecho a tener la última palabra”.
El apetito sexual es sobre todo psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener las consecuencias en la carne.
En éste sentido debemos siempre tener presente una regla de oro: “Cada uno de nosotros somos 100% responsables de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos”.
La capacidad que El Creador nos ha dado a cada uno de nosotros, que es entre otras, el razonamiento, que consiste en la “capacidad de discernir”, distinguir por medio del intelecto, una cosa de otra o varias cosas entre ellas, nos permite a cada persona “elegir”, en uso de la libertad, lo que sea mejor para la persona y también para quienes se encuentran alrededor nuestro (autonomía)
Muchas veces, deseamos “liberarnos” de una moral que consideramos represiva y el riesgo que corremos es caer en la esclavitud de responder a los propios instintos que propician la propia degradación.
En la vida familiar se requiere construir un marco de principios éticos y verdaderos, que sea la referencia que otorgue a los miembros del grupo familiar la certeza de saber que para ser dueños de sí mismos, se requiere contar con valores y virtudes que fortalezcan la voluntad y que, a la vez, iluminen la inteligencia para hacer un mejor uso de la libertad individual.
Miguel A. Fuentes nos sigue compartiendo que, es necesario saber dominar la imaginación y los deseos. El apetito sexual aumenta según la atención que se le presente. Como los perros que ladran cuando se les mira, y se callan si no se les hace caso….Dice el moralista belga José Creusen: “La impureza, sin ser el más grave de los pecados, es el más frecuente de los pecados graves”
Y asegura que, la castidad, sin ser la más perfecta de las virtudes, es una de las más necesarias. En materia de castidad lo más fácil es el dominio completo. Andar a medias es muy peligroso!!!!
Me parece importante la reflexión que el autor comparte con sus lectores respecto a que, en la vida hay que entrenarse. Entrenarse es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse cuando haga falta. El que no sabe decir “no” cuando pudiera decir sí, no sabrá decir “no” cuando tenga que decir “no”. El que no sabe privarse de lo lícito por ensayo, no sabrá privarse de lo ilícito cuando sea necesario.
Ha escrito el P. Lebrato, dominico: “Si hubiéramos de responder ateniéndonos a duros hechos externos que definen masivamente nuestra sociedad, tal vez hubiéramos de concluir que, a juicio de muchos, la castidad, hoy, es todo lo contrario de un valor: es un antivalor que hay que arrumbar para siempre. Si fue un valor, hoy es un lastre.
Es definitivo que estamos de acuerdo con el P. Fuentes respecto a lo que refiere sobre ser un esclavo de los instintos en el campo sexual, nos convierte en animales, nos desnaturaliza de nuestra condición de personas libres y de la condición de sujetos auto-determinativos. Hacer mal uso de la capacidad sexual, es una traición a la sexualidad humana, en el entendido de que, antropológicamente la sexualidad es definida como “una forma de ser persona, en femenino o en masculino, desde el vientre materno”. Al ser la castidad la recta ordenación de las fuerzas sexuales y de la afectividad en la persona, en consonancia con los fines específicos de la sexualidad y con la condición integral de la persona como ser único e irrepetible, con inteligencia, voluntad y libertad, dueño de sus instintos, con capacidad de discernimiento, no cabe duda que la castidad perfecciona al individuo, en su misma condición de persona. Sin dejar de tener muy presente que, una perfección en lo esencial siempre es un bien. Y el bien, en sus múltiples formas, es un valor.
y ¡ Hasta la próxima, queridx lectorx !
