Ramón Cuevas Martínez
Planes de Igualdad, el camino hacia la inclusión de las mujeres en el trabajo
“Un centro de trabajo que busca mejorar su productividad, no puede prescindir de promover la igualdad”
En el año 2017 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México forma parte, publicó el documento “Construir un México inclusivo: políticas y buena gobernanza para la igualdad de género” en el que se destaca que las naciones pertenecientes a la OCDE promedian un 67% de fuerza de trabajo femenino; por su parte, México se encuentra por debajo con un 47%, lo cual da cuenta del enorme reto que tenemos a cuestas.
Ahí se menciona que dos terceras partes de las mujeres que laboran lo hacen bajo un esquema informal, es decir, que las condiciones de sus empleos no generan derechos laborales básicos como estándares salariales mínimos, acceso a seguridad social, acceso a equipo de trabajo adecuado o inclusive atención a mujeres en caso de violencia.
En los centros de trabajo es donde se tiene que eliminar cualquier tipo de desigualdad, discriminación y violencia. Precisamente es esta premisa sobre la que se estructura un Plan de Igualdad Laboral; un camino diseñado para organizaciones públicas y privadas que buscan integrar una igualdad de trato en sus procedimientos de gestión.
Es preciso señalar que un Plan de Igualdad Laboral es un proceso de conciliación que demanda la participación activa de todas y todos los que colaboran en la organización, así como del compromiso de la alta dirección por adoptarlo. La implementación de este plan conlleva establecer reglas claras en torno a las oportunidades de acenso, capacitación y reclutamiento igualitarias.
Las organizaciones que apuestan por este tipo de prácticas se ven beneficiadas con: 1) retención del talento; en un contexto en el que la superación personal se ve reflejada en la búsqueda constante por mejores condiciones laborales, que resulta necesario garantizarlas; 2) clima laboral, un ambiente de trabajo que garantiza la sana convivencia, mejora el desempeño individual y por ende el del centro de trabajo; 3) preparación para el futuro, los seres humanos siempre queremos estar mejor preparados y una empresa que ofrece capacitación, se vuelve atractiva para colaborar; y 4) reputación, pues ante la opinión de los interesados mejora la imagen del centro de trabajo.
La igual laboral no se logra de la noche a la mañana; en el caso del Plan de Igualdad Laboral se requiere seguir un proceso de 5 etapas: 1. Compromiso de la alta dirección y formación de un comité de igualdad laboral y no discriminación; 2. Diagnóstico de la situación del centro de trabajo en el tema de igualdad laboral; 3. Programación y definición de acciones; 4. Implantación del Plan de Igualdad Laboral; y 5. Evaluación y mejora continua.
Para dimensionar un poco el caso mexicano, debemos decir vamos tarde, muestra de ello es que el pasado 13 de octubre de 2020, España emitió un Decreto Real que regula los Planes de Igualdad, al mismo tiempo que los vuelve obligatorios para todas aquellas empresas con 50 o más personas trabajadoras.
Sabemos que en México existen herramientas como la Norma Mexicana NMX R 025 SCFI 2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación, cuya adecuada implementación genera resultados equivalentes a los alcanzados por las empresas españolas. Entre más mecanismos de igualdad laboral sean promovidos, será más fácil alcanzar la visión de la Organización de las Naciones Únicas (ONU), que en 2017 aseguraba que sumar la participación de las mujeres al ámbito laboral podría generar un aumento del 26% en el PIB mundial para el año 2025.
*Consultor en Gobernova
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