26/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Confesiones de turista

Fecha de publicación:

Aranxa Solleiro 

El detrás de cámaras del turismo postCovid-19  

Llegan los días de luz por un turismo destrozado por los maltratos de una pandemia desenfrenada. Los hoteles comenzaron a tener un “overbooking” que trajo a los pies, manos, cintura, brazos y espalada de las camaristas un dolor con altos niveles de derrumbe corporal, casi igual a lo vivido antes de la tragedia mundial, a.k.a “Sars-CoV-2”. 

“Ya te dije, Clementina, vamos a empezar a ganar como antes de todo este desmadre. Ya ves que el jefe lo prometió. ¿Qué dijo? En cuanto empecemos a recibir gente, asimismo recibiremos más ingresos y podremos pagarles mejor. ¿O no dijo eso, Dolores?” Dolores asentaba con la cabeza, mientras Clementina enmudecía llevando lento la mano derecha a la altura de la espalda baja.  

Las fuentes informan: las camaristas concentran problemas de salud en donde la columna es de las más afectadas, el ritmo de trabajo compuesto por seis días por ocho horas semanales, les pide esforzar sin descanso, los brazos, la espalda y las piernas al momento de levantar una cama, las cuales en su mayoría son de 24 a 29 kilogramos cada una en su tamaño matrimonial, siendo las que mayoritariamente se ofertan en cada habitación.  

El trabajo se hace con un empeño formidable, resuenan los teléfonos celulares o estilo de walkie talkies en los bolsillos del uniforme del ama de llaves. Es Regina, recepcionista del turno matutino, de ella dependen las llegadas de turistas exageradamente fatigados por un viaje de más de cuatro, ocho o diez horas de camino. Recibe a la familia Jiménez, quienes reservaron dos habitaciones una sencilla para el matrimonio y otra doble, para dos matrimoniales que permita el descanso de sus cuatro hijitos. La entrada se registra por salud mental y física de todos, después del mediodía o dos de la tarde, cuando los huéspedes con último día de estancia parten.  

“Buenos días, Clementina, necesito por favor que ya tengas lista la habitación 213. Ya tengo esperando en el Lobby a las personas.” Dice con voz enérgica para apresurar el paso de la camarista. Del otro lado de la bocina, mientras recibía la demanda, Clementina dibujaba una tormenta de gesticulaciones que parecía el consumo de un jugo cítrico. “Pinche gente, claro, se les dice bien que lleguen después del mediodía y les vale madre, hacen lo que quieren, llegan antes de la hora y una que se chingue, ¿no? Total, ellos son los que pagan. ¿Qué no les pasa por la cabeza que nosotras debemos de fregarnos limpiando las porquerías de los demás?” Refunfuñó.  

Continúa la lectura de las fuentes informativas: las camaristas reciben 236.32 pesos al día, si la empresa contempla el esfuerzo fraguado cada jornada y si ésta, pertenece a una cadena hotelera con renombre, con la capacidad de dar dicha cantidad salarial. Al año, por supuesto, si ningún gasto se hace, reciben entre 49 mil a 60 mil pesos, nunca yendo más lejos de lo mínimo que gana un presidente municipal al mes, siendo el compadre del ex presidente e hijo del funcionario “de tal.”  

En una tour-operadora se presenta Alejandro, porta con orgullo su gafete de acreditación por la Secretaria de Turismo Federal para ser guía turístico en la zona arqueológica más visitada del mundo. No es Egipto, con evidencia, sino Teotihuacán en las tierras mexiquenses. Cursó historia en la Autónoma del Estado de México, como las oportunidades se reducen a la docencia o investigación, quiso profundizar en los destellos que un recinto sagrado como aquel, le pudieran incorporar a su mente y permitirle presumir los libros de texto que tuvo que aprenderse como biblia.  

Recita ante su grupo de 15 personas: “ del náhuatl: Teōtihuácān, que significa “lugar donde fueron hechos los dioses o ciudad de los dioses”, es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica.  El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes.” Los excursionistas desorbitaban la mirada mostrando asombro. “¿De dónde sacará tanta información este tipo?” La pregunta recurrente.  

Alejandro da más de quince vueltas alrededor de la zona, la deshidratación constante se presenta en sus labios, por fortuna el cubrebocas le sirve de salvavidas. Trabaja de 9 de la mañana a 5 de la tarde, recibiendo propinas dependiendo el grupo de entre: 500, 250, 100 o 50 pesos, si bien le dibuja el día, tendrá más de tres grupos, si no, dos o uno, la pandemia no ha sido lo benevolente que espera.  

Clementina y Alejandro, se sientan mirando hacia un horizonte desconocido. Inicio la nueva fase turística. ¿pero con qué cambio tan mencionado?  

(Foto: Aranxa Solleiro)

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