Después de ser una víctima colateral del ataque al encargado de la seguridad de la Ciudad de México, Omar García Hafuch, Gabriela regresó a su tierra natal, Xalatlaco, para encontrarse con su última morada a lado de su madre.
Miguel García Conejo
El cuerpo de la joven comerciante llegó el sábado por la tarde, después de las seis de la tarde lo liberaron de la morgue de la Ciudad de México. En su natal El Potrero la esperan sus hermanas, Tania, de 19, y Bethzaida, de 28 años, sus dos hijas, y el resto de su familia.
La tristeza se respiraba, se sentía. Gaby, como le decían de cariño, fue víctima colateral de la delincuencia organizada.
Así, el sábado realizó el último viaje de la CDMX a Xalatlaco, el camino que recorrió como rutina para llevar el pan a su mesa, este fin de semana fue el recordatorio que qué Gaby ya no regresará a vender tlacoyos y quesadillas o a abrazar a sus pequeñas.
Llegó a su casa en una carroza blanca escoltada por dos patrullas, la esperaban también sus familiares y amigos, la lloraban incrédulos por lo que dijeron, parecía una historia de terror.
Además de la muerte de Gabriela, el atentado hirió en un brazo a su hermana Tania, mientras que su esposo José y su hermana Bethzaida fueron llevados como testigos a la Fiscalía capitalina.
Tras velarla y vivir el duelo, la familia de Gaby la llevó este domingo al cementerio donde descansan los restos de su madre, la exigencia de justicia y protección para los deudos de la joven es el reclamo.
Foto: Matthias Zomer en Pexels
