El consumo de vitaminas es fundamental para el fortalecimiento del sistema inmunológico, la adquisición de suplementos que impidan una enfermedad no deseada, sobre todo en tiempos donde el organismo puede verse más vulnerable, es indudablemente la mejor recomendación de los médicos e incluso las madres al cuidado de sus hijos.
Aranxa Albarrán
Durante el confinamiento y el temor en aumento de recibir a momentos, un soplo del viento que golpea la cara, nos alarman de ser propensos a contraer el virus que ha mantenido al mundo entero -o tal vez a un gran porcentaje de él- sostenidos firmemente del marco de la puerta para pensar dos veces si queremos dar un paso afuera o mejor mantenernos sin riesgos jugando a lo que parece, un experimento de ciencia ficción.
No obstante, el consumo excesivo de vitaminas podría ser lo contrario a sentirnos protegidos a toda costa, pues son capaces de producir una toxicidad en el cuerpo conocido como “hipervitaminosis”, que a su vez es causante de: daño hepático, fragilidad de los huesos, problemas digestivos, visión borrosa, entre otros síntomas.
Empero, vale conocer el significado de las vitaminas, las cuales son sustancias presentes en los alimentos en pequeñas cantidades que son indispensables para el correcto funcionamiento del organismo. Actúan como catalizador en las reacciones químicas que se produce en el cuerpo humano provocando la liberación de energía.
Su división radica en hidrosolubles, eliminadas a través de la orina, en donde se encuentran la vitamina C y las del grupo B; y las liposolubles a las que pertenecen la vitamina A, D, E y K, estas se acumulan en los tejidos, el hígado y la grasa. Son solubles en los cuerpos grasos, son poco alterables, y el organismo puede almacenarlas fácilmente. Dado que puede almacenarlas como reserva, su carencia estaría basada en malos hábitos alimenticios.
Si bien es cierto, mantener una alimentación y estilo de vida saludable puede ser suficiente para prevenirse de cualquier enfermedad, hay momentos primordiales en donde un porcentaje más de protección no son dañinos al cuerpo, no obstante, se recomienda en todo momento consultar a un especialista antes de consumir cualquier tipo de vitamina. De lo contrario, un mal consumo de ellas podría derivar en algunos de los siguientes problemas de hipervitaminosis: de vitamina A se puede producir dolores óseos, mientras que la vitamina D en exceso causa daño renal y la vitamina E puede ser causa de hipertensión arterial.
Para detectar una intoxicación, algunos síntomas generales son: dolores de cabeza, pérdida del apetito, salpullido y dolor al orinar. Además de otros como: insomnio, náuseas, estreñimiento, caída del pelo, deshidratación y debilidad.
Para evitarlo, será primordial la atención médica que tal vez sugiera suspender por un tiempo el consumo y así ayudar a la reestabilización del organismo.
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