En el Estado de México hay 3.2 millones de niños y niñas en situación extrema de pobreza, según la Coneval en el 2018, dicha condición les impide incluso el acceso a educación escolar, por lo que el único camino es laborar en la calle. En medio de la pandemia, es impensable para ellos mantenerse en resguardo. Por tanto, el covid-19 en esta instancia solo es uno más de los peligros que afrontan cotidianamente.
Aranxa Solleiro
Existe un sector de suma importancia durante la cuarentena y tiempos de confinamiento. Mientras que algunos padres de familia continuaron saliendo de sus hogares para no dejar que la economía familiar se viniera abajo y proteger en gran medida a sus seres queridos, los niños tienen una perspectiva peculiar acerca de lo que se vive en estos días.
Si bien es cierto, la niñez en México es un grupo social a través del cual se puede observar el desequilibrio social en el que nos encontramos, puesto que en las calles existe un gran número de niños vendiendo dulces para subsistir o simplemente explotados por sus padres para que con su esfuerzo y a pesar de los derechos y atención a las necesidades que deberían de tener, tratan de crear un mundo en donde lo que suceda a su alrededor no les afecte. Sin embargo, esto no es posible en su totalidad.
De acuerdo con datos dados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el año 2015, en el Estado de México, habitan cinco millones setecientos mil seiscientos cincuenta y ocho personas de entre 0 a 19 años, representando al 35.3 % de la población total. Evidentemente, con el paso de los años la cifra aumenta, no obstante 3.2 millones de niños y niñas se encuentran en situación extrema de pobreza, según la Coneval en el 2018.
De tal manera, ¿qué sucede en tiempos de pandemia con ellos? Los cuidados evidentemente, se encuentran casi sin atención. Mientras que algunos de sus padres tratan de conseguir gel antibacterial al precio de 110 pesos por litro, ya que el acceso de agua en sus hogares es un recurso constantemente ausente. Los espacios en donde se visualiza mayor presencia de niños de bajos recursos, realizando actividades en la calle son: el Mercado 16 de septiembre, el Mercado Juárez, los cruces de Paseo Tollocan coincidiendo con las calles Jesús Carranza, Pino Suárez y Heriberto Enríquez, el cruce de Pino Suárez y avenida las Torres, y el portal Madero. Estos siete puntos albergan 42% de esta población, de acuerdo con un estudio hecho por el Instituto de Estudios Legislativos del Estado de México en 2018.
Es así que el equipo de Portal Diario capturó algunas perspectivas sobre lo que los niños consideran como “tiempos de pandemia por COVID-19”.
Arturo (8 años)
No tengo miedo de nada porque no me ha pasado nada. A donde vivo solamente nos lavamos las manos con un gel que compra mi papá porque debemos cuidar mejor el agua para bañarnos o lavar los trastes. Vendo mazapanes todos los días desde las nueve hasta las cinco y me voy a mi casa con mi papá, tengo tres hermanos y son más chiquitos, mi mamá y mi abuela los cuidan. Nunca he ido a la escuela porque prefiero ayudarle a mi familia.
Joselyn (10 años)
Pues sí me da miedo enfermarme pero no solo por eso del virus, por otras cosas también. Solo sé que te da mucha tos y que no puedes respirar pero le ayudo a mi familia a tener la comida de cada día. En mi casa viven mis tíos, mis primos y mis abuelos. Yo tengo dos hermanos uno más grande y el otro es más chiquito. Tenemos que trabajar todos los días. Tengo ganas de ir a la escuela como muchos niños pero mientras debo estar aquí aunque ya no hay la misma cantidad de gente en las calles, ya no vendemos lo mismo. A veces regreso con todo el paquete de paletas.
Ruth (11 años)
Con algo de lo que gano voy corriendo a la tienda y me compro una botella de agua para mí y mi hermana, con eso nos lavamos las manos a veces, otras veces mejor nos la tomamos porque hace mucho calor. Mis amigos traen a veces comida y nos juntamos todos para comer en la tarde. Mi mamá también trabaja cada día. Con el papá de uno de mis amigos nos vamos juntos a nuestra casa y solo podemos lavarnos bien las manos una vez cuando llegamos porque la cubeta le cuesta 15 pesos a mi papá y esa agua la utilizamos para lavar trastes o para el baño. Terminé hasta quinto de primaria pero ya preferí trabajar. Ahorita no estamos vendiendo casi nada y menos podemos gastar dinero.
Dentro de las labores a las que más se percibe a niños en las calles son: limpia parabrisas y venta de golosinas o solo están a la espera de que sus madres recorran cada fila de autos que espera paciente por ver el verde presentarse en los semáforos. Sus ganancias van desde 500 pesos a 700 diarios en días antes de la crisis pandémica, lo cual se considera un ingreso mucho mejor que varios empleos pagados a nivel del salario mínimo que es de 123. 22 pesos en la población mexiquense, aunque cabe destacar que no es recibido en su totalidad por ellos, puesto que la mayoría lo tiene que entregar a sus padres. Hoy en día juntan alrededor de 300 pesos o 200 diarios, esto si la fortuna se los permite.
Los niños con recursos tienen al menos la posibilidad de resguardarse en casa, con cuidados de alguno de sus familiares o tutores, aunque no subestima por supuesto, el esfuerzo que aportan día a día para atender con responsabilidad las medidas debidamente exigidas para protegerse, ni la valentía de aquellos que viven otra situación de violencia intrafamiliar. No obstante, una gran parte de nuestra población infantil habita en zonas precarias, marginadas o excluidas, impidiéndoles además, considerar como esfuerzo prioritario el cuidado de su salud, por lo que es innegable el desarrollo humanista de la sociedad para expandir nuestra visión de lo que nos rodea y considerar ante todo, ayudar.
(Foto: Aranxa Solleiro)
