La Filmoteca de la UNAM, en conjunto con la red de Cinetecas alrededor del país, dentro de las cuales se encuentra la del Estado de México, iniciaron el jueves 9 de abril la primer sesión de conversación bajo el nombre de “jueves de cine y martinis” con uno de los más reconocidos directores de cine en México Arturo Ripstein, autor de películas como: Cadena perpetua (1979), El imperio de la fortuna (1986), Lugar sin límites (1978), La calle de la amargura (2015) entre otras, siendo 31 largometrajes los que ha realizado a lo largo de su trayectoria más un gran número de cortometrajes de ficción y documental.
Aranxa Albarrán
“Durante muchas décadas fue el sinónimo del cine mexicano en el extranjero”, según las palabras introductorias del productor de cine Roberto Fiesco, quien fue el entrevistador durante la sesión.
Ripstein, hizo un recuento de sus inicios en la carrera cinematográfica en donde tuvo colaboraciones con su esposa Paz Alicia Garciadiego hasta su encuentro con Buñuel.
El director explicó la evolución de uso de la tecnología a la hora de filmar sus obras como lo es el tipo de cámara, la iluminación que debe de tenerse y el número de tomas que deben de hacerse a comparación de lo que realizaba en sus primeros años como cineasta.
Para los admiradores del cine nacional, Arturo es admirado por su entrañable relación con el director de cine reconocido Luis Buñuel, quien a pesar de ser de nacionalidad española, se instaló en México durante varios años para crear diversas obras cinematográficas tales como:
Un perro andaluz (1929) dirigida a la par con Salvador Dalí, Los olvidados (1950), Viridiana (1963) y un Ángel exterminador (1966) por mencionar algunas.
Lo conoció a los 15 años de edad por su padre que también fue productor de cine y desde entonces su relación se fortaleció convirtiéndose prácticamente en su sombra, al grado de ser comparado su trabajo con el del cineasta español pero de lo cual adquirió un gran aprendizaje que supo plasmar en sus creaciones fílmicas.
La delicadeza en la estructura narrativa de las películas de Ripstein, se deben a su afición insoslayable del uso de la cámara, más que en el cuidado del trabajo y apariciones de su equipo de actores. No obstante, considera que son seres muy frágiles con los que se debe de tener un trato muy peculiar para que ellos se sientan en confianza trabajando con él y se vea expresado en las escenas.
El aprendizaje de Arturo no fue derivado de una escuela de cine, sino que su constante contacto con los foros y diversos programas televisivos, le ayudaron a afinar su conocimiento del séptimo arte. Por otro lado, un elemento característico del cine de Ripstein es su relación sumamente cercana a escritores destacados de la literatura latinoamericana como José Emilio Pacheco, Gabriel García Márquez, Max Aub y Carlos Fuentes, con los que aseguró haberse sentido con más libertad y creatividad para plasmar sus ideas reflejadas en la pantalla grande.
El cineasta mexicano, de origen judío, es un amante del espectacular escenario que refleja la Ciudad de México, que ha adquirido como su principal locación en la mayoría de sus películas, asegurando que no podría haber mejor lugar que inyectara la misma riqueza visual y artística.
“México es un país que tengo en el alma, que lo tengo como una espina que me atraviesa el corazón.”
Durante una hora con cuarenta minutos, los asistentes presentaron preguntas alusivas a su trabajo con otros cineastas y actores, lo que permitió también que demostrará su buen sentido del humor, mismo que lo caracteriza en su trabajo.
Finalmente Fiesco, invitó al público que atendió a la conversación a conocer más a fondo las obras del cineasta a través de la plataforma digital de cine: Filminlatino de parte del Instituto Mexicano de Cinematografía, recordando que contiene un gran número de largometrajes del séptimo arte mexicano.
Foto: Aranxa Albarrán
