28/Mar/2024
Portal, Diario del Estado de México

Primer Plano

Fecha de publicación:

Eli, el terror de la ciencia y la religión 

Gran popularidad causa el miedo durante el mes de octubre. Ante las alzas de los productos de supermercado, los disfraces espeluznantes, los adornos de ultratumba y los objetos que refieren a personajes emblemáticos como brujas, calaveras, momias y zombis, el culto al miedo se transfiere, además, al ámbito cinematográfico. En ello, mis oídos se aislaron en la voz de aquellos que me recomendaron Eli (2019), de Ciaran Foy, melodrama profundo, perteneciente al cine de terror, producido por la famosa plataforma digital Netflix, y que, a su vez, está siendo formadora de una gran leyenda en redes sociales, la cual se dice, una vez has visto la película, comenzarás a percibir manifestaciones parecidas a la del personaje principal. 

Miguel Ángel Valdés Carbajal 

Si fuese simple propaganda para incitar al consumo o si fuese parte de la realidad de muchos usuarios, de eso no daremos vela en este entierro. Por medio de la película, nos enfocaremos en la exploración del miedo a través de dos temas que prevalecen en Eli (2019), así como en la cotidianidad de los espectadores: la ciencia y la religión. Si bien, hablaremos de los aspectos técnicos más sobresalientes, para su servidor hablar sobre los temas es más importante. 

El relato se enfoca en Eli (Charlie Shotwell), un niño de 10 años quien padece una extraña enfermedad: sufre de quemaduras severas al entrar en contacto con el exterior, por lo que sus padres (Kelly Reilly y Max Martini) lo mantienen aislado en una burbuja de plástico y un traje especial. En su búsqueda por encontrar una solución, acuden a la clínica de la Dra. Isabella Horn (Lili Taylor), quien declara haber curado a los pacientes anteriores. Conforme avanza el doloroso tratamiento, Eli percibe a los fantasmas que merodean la clínica. 

A pesar de los grandes avances de la ciencia, suele haber cierta incertidumbre al encontrar en los hechos o las manifestaciones materiales una lógica explicación y, por supuesto, inherentes a una posible solución. Bajo esta premisa, la enfermedad de Eli es una representación del miedo más natural del sujeto: el miedo a lo desconocido. Padecer una enfermedad que, a la vista del público espectador, es incoherente produce cierto conflicto existencial (¿qué está pasándole? ¿cuál es su cura? ¿puede pasarme a mí?), a su vez despierta el deseo de continuar con el relato como si de una película de suspenso se tratase, haciendo que la trama se centre no sólo en la enfermedad de Eli, sino también en la relación con sus padres, la estructura de la casa donde opera la clínica y el personaje de la Dra. Horn, todos ellos escondiendo terribles secretos. 

El ritmo de la película se acelera hasta dejar en una delgada línea entre lo real y lo sobrenatural a Eli. La aparición de los fantasmas que acechan la habitación parece representar el doloroso proceso de recuperación (o empeoramiento) de su salud. ¿Qué efectos tendrá las medicinas que le proporciona la Dra. Horn? Así, los fantasmas enfatizan la incertidumbre del tratamiento médico, el progreso hacia un destino que no se conoce, lo que vuelve al relato más aterrador que antes. 

Pero, la religión se presenta como complemento en el argumento. La madre de Eli, además de confiar en el trabajo de la Dra. Horn, reza en la mesa, pidiendo por la salvación de su hijo, a quien calma cada vez que está agitado diciendo que respire y pida un deseo. A fin de cuentas, el sistema funciona de la misma manera: ciencia y religión se rigen bajo la fe. 

Lo interesante del filme es apreciar los contrastes que presentan los colores: la calidez durante los tiempos en que se cree habrá una mejora y la frialdad de las manifestaciones fantasmagóricas. También se rescatan los efectos visuales trabajados en los reflejos de los cristales (cuando los vidrios se empañan y escriben en ellos o cuando aparecen fantasmas detrás de Eli). 

En resumen, Eli (2019) presenta un argumento con base en la fe hacia la ciencia y la religión, y pensar acerca de la incertidumbre y desesperación por saber en qué creer, explorando la naturaleza de los seres humanos. Una muy buena opción para ver con tus amigos en estas aterradoras fechas. 

Nos leemos pronto. 

miguelvaldescarbajal@gmail.com 

Tags: en Opinión
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