La evidente e innegable división al interior de Morena en el Estado de México entre un segmento encabezado por Higinio Martínez Miranda y el mayoritario morenismo que guarda lealtad o por lo menos institucionalidad a la Gobernadora Delfina Gómez Álvarez en primer término, y al Secretario General de Gobierno, Horacio Duarte Olivares, en segundo, ha dado pie a que políticos opositores, principalmente priístas y algunos comentócratas locales, hablen ya de una insubordinación y de una falta de respeto hacia la mandataria. Incluso hay quienes hablan de la falta de control absoluto de quien por el cargo se supone que es “la jefa política” del estado. Sin embargo, quienes así piensan mal interpretan la coyuntura, dado que se quedaron en el esquema político del viejo régimen priísta, donde el presidente de la república en turno era considerado “el primer priísta del país”, ya que él decidía las candidaturas a gobernador y a senadores en los estados, gran parte de los diputados federales y algunos legisladores locales, así como a presidentes municipales de los principales municipios. Obviamente también a los miembros del Poder Judicial, es decir, el titular de un poder decidía la conformación de los otros dos poderes que se supone que estaban ahí para hacerle contra peso, pero eso jamás sucedió, y de la misma manera, aunque ya en menor grado, cada gobernador era “el primer priísta del estado” que decidía e imponía en todos los espacios de poder que le cedía para su decisión el titular del ejecutivo federal. Pero en los tiempos de la 4T no necesariamente es el mismo “método”, pues la férrea disciplina del viejo PRI no existe en la 4T, pues el individualismo semi anarquista en cuestión de jerarquías es parte del ADN de la izquierda, de ahí la existencia de las “tribus” que existía en el PRD cuando éste era el partido de la izquierda mexicana, y fue precisamente esa existencia de “tribus” la que acabó con ese partido tras la imposición de una de ellas, la de “los chuchos” que terminó por quedarse prácticamente sola en el Sol Azteca hasta que lo liquidó. No quiere decir que en Morena suceda lo mismo, pero sí fuertes egos que difícilmente se someten a la autoridad política de sus más encumbrados militantes en las esferas del poder. La funcionalidad que por décadas le dio poder al tricolor es totalmente distinta a la de Morena, que en su gran mayoría se conforma por ex perredistas y ex priístas. La PresidentA Claudia Sheinbaum Pardo no es “la primer morenista del país” ni la Gobernadora Delfina Gómez Álvarez es “la primer morenista del Estado de México”, ese modelo no aplica en la 4T, que incluye a sus convenencieros aliados que no son precisamente partidos políticos sino franquicias propiedad absoluta de un solo hombre: Alberto Anaya, del PT, y Jorge Emilio Martínez González, el júnior que heredó el PVEM de su papi Jorge González Torres, hermano del “Dr. Simi”, y esto viene a colación porque les toca una pequeña rebanada de todo el pastel del poder que la ciudadanía decidió darle a Morena en las urnas. Eso de ninguna manera significa que, en el caso específico de la jefa del ejecutivo estatal carezca de control político, pues el poder se ejerce y en algunos casos, cuando no se ve, se deja sentir, y así lo hace la Maestra Delfina Gómez Álvarez, que podrá no ser “la primer morenista del estado”, pero sí, indudablemente, la jefa política estatal, y eso incluye toda la política mexiquense ¡Hasta la próxima! ... Comentarios y mentadas: godinezalfonso@hotmail.com