En la política de los últimos siglos solo han existido dos corrientes en el espectro ideológico con sus distintas tonalidades: liberales y conservadores o izquierda y derecha, más recientemente, clasificación que tiene su origen desde la revolución francesa cuando en la Asamblea Nacional, los revolucionarios se sentaban a la izquierda y los pro monárquicos a la derecha. Tras el surgimiento del marxismo, se les llamó comunistas, socialistas o mínimo izquierdistas a sus partidarios, aunque hasta hoy muy pocos saben la diferencia entre el socialismo y el comunismo, y les puedo asegurar que el primero solo fue una definición y lo segundo solo existió en la teoría, por lo que nunca dejó de ser utópico, pues tras la revolución rusa de Lenin y el surgimiento de la URSS con su imposición de modelo de estado a otros países bajo su dominio tras el reparto de Europa al concluir la segunda guerra mundial, aunada a la revolución china de Mao Tse – Tung y décadas después la revolución cubana de Fidel Castro en América Latina y la caída del Muro de Berlín con el derrumbe de la Unión Soviética, todo fue un fracaso y en el siglo 21 solo quedan unas cuantas dictaduras bajo esa bandera ideológica como Corea del Norte, Cuba y Venezuela, que esta última no lo es, pero dice serlo y, mención aparte, China, la superpotencia, es todo, menos comunista. Y tras el fracaso del marxismo como modelo de producción, vale preguntarse ¿Qué es ser de izquierda hoy? Pues de inicio ser de izquierda no necesariamente es sinónimo de socialista/comunista ni de liberal, pero se les relaciona en lo ideológico y en lo pragmático, y tras lo que algunos consideraron “el fin de las ideologías”, y con esto doy mi muy personal respuesta, ser de izquierda es oponerse a la etapa más salvaje del capitalismo que es el neoliberalismo, sin regresar al “estatismo” (porque este es otro debate en cuanto al papel del estado y qué tanto debe intervenir en la economía), el defender a un estado más asistencialista con los famosos programas sociales y limitar a la iniciativa privada en áreas estratégicas que deben estar en manos del estado, y en lo estrictamente político, ya no hablar de socialismo pero si de la social democracia, pero volviendo a lo económico, me inclino más la llamada “tercera vía” surgida en los 90s que buscaba conciliar las posturas de la derecha en lo económico y el sentido social de la izquierda a la economía, propuesta hecha por el entonces primer ministro de la Gran Bretaña, Tony Blair y, paradójicamente, uno de los mejores presidentes de Estados Unidos que ha sido Bill Clinton. Y si antes los socialistas/comunistas tenían como enemigo al capitalismo, hoy la izquierda lo tiene en el neoliberalismo, y en el caso de México, tras la llegada de Andrés Manuel López Obrador, éste solía hablar reiteradamente del fin del “modelo neoliberal”, pero esto tampoco ha sido cierto. Puso ciertos límites, sí, pero no lo eliminó ni volvió al modelo estatista del México post revolucionario. En lo político – ideológico, hay mucha historia detrás de la izquierda y la derecha, pues ambas posturas son herederas de los liberales y de los conservadores del siglo 19, pero tras la revolución mexicana, Plutarco Elías Calles funda al actual PRI en 1929, pero diez años antes ya se había creado el Partido Comunista de México, PCM, y se supone que esa sería “la verdadera izquierda” que por años vivió en la clandestinidad, sin registro legal como partido político. Luego surge en 1948 otra izquierda que no sería roja sino “rosita”, con el Partido Popular Socialista, el PPS, del intelectual sindicalista Vicente Lombardo Toledano, que décadas después fue otro de los partidos “paleros” del PRI, al igual que el Partido Socialista de los Trabajadores, el PST, en 1975, impulsado desde el mismo poder presidencial priísta en tiempos de Luis Echeverría. Pero surgen otros partidos de “la verdadera izquierda” como el PMT en 1974 con el Ingeniero Heberto Castillo Martínez, quien rechaza la palabra “Comunista” que aún espantaba a los mexicanos y le da un enfoque “socialista”, teniendo como base a ciertos sindicatos independientes o disidentes del “movimiento obrero organizado”, e decir, el sindicalismo “charro” priísta de la CTM, la CROM, la CROC, etc. Ahí nací ideológicamente, siendo un niño porque mi padre era líder sindical disidente y combativo que militó en el PMT. Por él conocí a Heberto Castillo. Años después, en los 80s el PMT se transformó tras la fusión con el Partido Socialista Unificado del México, PSUM, que a su vez era la transformación del antiguo PCM, de corriente pro soviética, y estaban en pláticas con otro instituto político de “la verdadera izquierda” que era el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el PRT, de la histórica Doña Rosario Ibarra de Piedra, de corte trotskista, pero al final decidieron no sumarse y el PMS se encaminó a su participación para la elección presidencial de 1988 con Heberto Castillo como candidato, pero coincidió que al interior del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas que buscaba la candidatura había formado con Porfirio Muñoz Ledo la “corriente democratizadora” y son expulsados en la XIII Asamblea Nacional, y fuera del tricolor conforma el Frente Democrático Nacional, FDN, con la unión del PMS en el que Heberto Castillo le había cedido su candidatura a Cárdenas Solórzano; el PST que se transforma en el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, PFCRN; el PPS y el PARM. Pero tras el fraude electoral con el que se impone a Carlos Salinas de Gortari, la dupla Cuauhtémoc Cárdenas – Porfirio Muñoz Ledo, líderes sociales de izquierda, ex priístas e intelectuales fundan el Partido de la Revolución Democrática, el PRD, en mayo de 1989, que fue el que aglutinó a “la verdadera izquierda”, pero con los años, con tantas divisiones internas, vino a menos, con tantas corrientes denominadas “tribus” en la que la que se impuso fue la de “los chuchos” y Andrés Manuel López Obrador, al no logar quedarse con la dirigencia nacional vía Alejandro Encinas, se va del PRD y funda el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, el 2 de octubre de 2011 y gana la elección presidencial en 2018. Desde entonces, Morena se ha fortalecido ganando la mayoría de las elecciones y sumando a militantes de otros partidos, unos por convicción, y otros por conveniencia, mientras el PRD se va con la derecha que es el PAN y ahora también el PRI y eso le cuesta la pérdida de registro mientras a Morena se le suman los mini partidos PT y PVEM, casualmente, ambos de origen salinista, sobre todo el primero. Y ese es el debate de hoy, pues con tanto ex priísta y ex panista tendríamos que cuestionarnos ¿Morena es de izquierda? Eso y más comentaremos la siguiente semana, y recuerden, esta es una breve narración de mis vivencias y experiencias ¡Hasta la próxima! ... Comentarios y mentadas: godinezalfonso@hotmail.com
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Columnista: Alfonso Godínez Mendiola |
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