El Operativo Enjambre puso a temblar a muchos delincuentes comunes, organizados, de cuello blanco, emplacados como policías y encumbrados como autoridades políticas.

Este gancho al hígado de la delincuencia organizada y sus socios funcionarios y mandos municipales enquistados en algunas zonas geográficas que parecían territorios controlados por el narco, es una muestra de lo que se puede hacer desde el gobierno para recuperar la paz y la seguridad de los ciudadanos. 

Y esto solo es posible cuando existe coordinación entre autoridades de todos los niveles de gobierno. Tal fue el caso del Operativo Colmena: fuerzas federales, empezando por las Secretarías de Marina y la Defensa, Seguridad y Guardia Nacional, con apoyo de las fiscalías federal y estatal, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana mexiquense, hicieron lo que no se hacía en los gobiernos priistas: trabajar coordinados y sin traiciones a su encargo y compromiso de proteger a los ciudadanos.

¿Y por qué ahora sí se actúa y antes no? En primer lugar porque la gobernadora Delfina Gómez se comprometió con los mexiquenses a recuperar la paz y la seguridad que por décadas secuestraron los delincuentes con la complicidad y el apoyo de las autoridades estatales y municipales prianistas. Y la maestra está cumpliendo. 

La segunda razón está en que la maestra Delfina Gómez cuenta con el leal apoyo de su mano derecha y secretario general de gobierno, Horacio Duarte Olivarez, quien con eficiencia y discreción opera y ejecuta para que las cosas buenas ocurran y no se regrese al estado de colusión entre autoridades y grupos delictivos. 

Lo de este viernes es muestra clara de que las autoridades estatales, con el apoyo del gobierno federal, no dejarán que la corrupción siga penetrando los ámbitos de los gobiernos municipales.

Sonora cachetada a los prianistas, conservadores y socios delincuentes, para dejar claro que la transformación del estado de México está en marcha y no hay vuelta a lo mismo de antes.