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A la mitad

Trabajo en un lugar nepantla. En un no-lugar. En una isla donde todo es neutro, donde suceden muchas cosas que un día se olvidarán y quizá no serán tan significativas para quienes habitan ahí, quizá para otros pueda ser el parteaguas en su vida. Yo entro y salgo todos días de esa realidad. Y hoy, mientras esperaba el transporte, me di cuenta de que habito el nepantlismo desde varias muchas dimensiones: en mi cotidianidad laboral; en mi existencia; en mi identidad como ¿mexicana?

Y seguramente se estarán preguntando a qué me refiero con eso de nepantla /nepantlismo. Bueno, de entrada, debo aclarar que no me refiero al lugar donde nació Sor Juana, sino al término en nahuatl que significa estar en medio. Cuenta la leyenda que Fray Diego Durán encontró a un indígena borracho y al reprenderlo, sucedió lo siguiente:

Padre no te espantes pues todavía estamos nepantla y como entendiese lo que quería decir por aquel vocablo y metáfora que quiere decir estar en medio torné á insistir que medio era aquel en que estaban me dijo que como no estaban aún bien arraigados en la fé que no me espantase de manera que aun estaban neutros que ni bien acudían á la una ley ni á la otra ó por mejor decir que creían en Dios y que juntamente acudían á sus costumbres antiguas y ritos del demonio y esto quiso decir aquel en su abominable escusa de que aún permanecían en medio y estaban neutros

Así, estar Nepantla, es encontrarse en un estado neutro, que no indiferente. Me gustaría llevar este concepto a la discusión sobre la identidad mexicana. Por muchos años nos han dicho que somos mestizos, la mezcla de dos culturas, mas preguntémonos si en realidad lo somos. Si nos ponemos a reflexionar nos daremos cuenta que ser mestizo es el triunfo del proceso de desindianización, esto es, alcanzar la blanquitud a toda costa.

Pero yo digo que no soy mestiza, tampoco indígena, soy Nepantla. Y esa historia se las cuento la próxima semana.

Espacio de reflexión decolonial sobre el mundo mesoamericano y

las naciones indígenas del siglo XXI

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ig: @oquetzacamino  


Columnista:
Carla Valdespino Vargas
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