Leobardo Hernández

Como preámbulo a la última mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, una animación retrató su travesía desde los pantanos de Tabasco hasta el Palacio Nacional, una lucha de 48 años que emprendió un estudiante alojado en una casa comunitaria y hoy se reitera como un prócer para dar paso a la historia retratada en una canción.

Con la voz entrecortada, el presidente agradeció al pueblo de México por impulsarlo e impulsarse con él. “No puedo dejar de decir que me voy muy satisfecho por el cariño de muchos mexicanos, mujeres, hombres, cosa que agradezco de todo corazón. Me dediqué a servir al pueblo, me siento muy orgulloso, muy contento de que atendimos a todos, escuchamos a todos, respetamos a todos, pero le dimos preferencia a los más necesitados”, manifestó.

Tras estas palabras, el encargado de hacer realidad las conferencias matutinas, vocero de presidencia, Jesús Ramírez, en la mañanera número 1,438, tomó la palabra para no romper la tradición de una canción en la conferencia. Pero esta vez, distinta: una canción para Andrés Manuel, misma que tomó por sorpresa al mandatario.

Acotó que “la música es de Sebastián Iradier, la letra es de Pedro Miguel, el productor musical es Rosino Serrano; la productora ejecutiva, Eugenia León; el ingeniero de grabación, Isaí Araujo; la mezcla, de Juan Sosa. En las voces está Eugenia León, Mónica Meza, Timi Sullinger, Alfredo Calderón, Dam Camacho, Byron Barranco y Beatriz Gutiérrez; ha sido editado por Alejandro Gutiérrez Velasco; y la directora de fotografía, Sandra de Silva”.

No podía ser otra que un homenaje al nuevo icono de la historia del país, que ya lo era, pero se consolida como tal. El video inicia con la toma de protesta del tabasqueño hace 6 años, “de tabasco llegaba a la capital/ un joven estudiante con un ideal/ [...] luchando por justicia, no por dinero/ Quisieron los mafiosos desaforarlo/ y el pueblo hizo cuanto pudo para salvarlo/ dos veces le robaron la presidencia/ pero valió la pena la persistencia”.

El presidente más querido en la historia de México, que termina con una aprobación de cerca del 80% de la población, contrario a los antecesores repudiados al pasar menos de la mitad de sus respectivos periodos, vio el video y escuchó la canción con lágrimas en los ojos, el pesar y la alegría que millones de mexicanos sintieron se reflejaba en su semblante de satisfacción y profunda melancolía.

En un hecho insólito, casi como cada una de las conferencias de una persona que llegó con el título de presidente y lo ostentó con la más profunda humildad, se sorteó su reloj, regalo de un amigo, entre las y los periodistas que acudieron a las conferencias. El ganador fue el bajacaliforniano Julio Omar Gómez quien estalló en llanto con un abrazo al mandatario.

Después de la última conferencia, el mandatario se dirigió a develar su retrato en el Palacio Nacional, donde su figura contrasta con el espurio Felipe Calderón, el impuesto Peña Nieto y el truculento Vicente Fox. Mas compartirá un lugar en el recinto y en la historia con Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, como uno de los mandatarios más queridos por su legado y por sostener con hechos lo prometido en campaña. 

Horas más tarde, el mandatario fue visitado por los representantes de izquierda de América Latina la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el primer ministro de Belice, John Briceño y los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; de Chile, Gabriel Boric Font y de Guatemala, César Bernardo Arévalo de León.

 “Me despedí de ellos agradeciéndoles por sus muestras de apoyo y solidaridad con México, su pueblo y su gobierno. Abrazos de hermanas y hermanos a todos”, compartió en redes sociales.

 Finalmente el tabasqueño dejó Palacio Nacional, donde quedará marcada su historia, pues, tal y como su retrato en el recinto presidencial simboliza con el zócalo lleno al fondo, prevalecerán sus acciones en la memoria histórica de los habitantes de este país y, sin duda, más allá de las fronteras. 

(Foto: presidencia)