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Mujeres mayas se integraron al mejoramiento del patrimonio arqueológico en el Tramo 3 del Tren Maya

Redacción Portal

La aplicación del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Tramo 3 del Tren Maya, además de promover el cuidado de estos sitios patrimoniales entre las poblaciones locales y sumarlas para su cuidado, ha destacado por fomentar “la vinculación de la tarea arqueológica con la comunidad, particularmente con las mujeres mayas del México contemporáneo”, quienes han participado en algunas labores realizadas en la zona arqueológica de Uxmal, en Yucatán.

Así lo informó el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, durante su participación en la conferencia de prensa matutina del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también expresó sus condolencias por el sensible fallecimiento, ocurrido el día de ayer, de la titular de la Coordinación Nacional de Asuntos Jurídicos de la institución, María del Perpetuo Socorro Villarreal Escárrega (1957-2024).

En este tramo del Tren Maya, el cual consta de 172 kilómetros, que van del municipio de Dzibanché, en Campeche, a Izamal, en Yucatán, detalló el antropólogo, el Promeza atendió ocho zonas arqueológicas: Oxkintok, Uxmal, Xlapak, Kabah, Labná, Sayil, Chacmultún y Dzibilchaltún, las cuales a su vez forman parte de la ruta Puuc, un área ubicada al suroeste de Yucatán, en la que se desarrollaron esas importantes urbes prehispánicas.

El término maya-yucateco Puuc, dijo, se ha usado para designar un espacio geográfico-cultural, el cual cubre 7,500 kilómetros cuadrados, entre Yucatán y Campeche; esta región arqueológica cuenta con un estilo arquitectónico propio y tuvo su apogeo en el periodo Clásico Tardío, entre los años 600 y 850 de nuestra era.

Respecto a los trabajos realizados hasta el 29 de julio de 2024, en materia de infraestructura y señalética, Prieto Hernández refirió que en el Museo Arqueológico del Puuc, el cual se edifica en la Zona Arqueológica de Kabah, se tiene avance de 57 por ciento y se espera su culminación el 30 de diciembre de 2024; y en el Museo de Sitio de Dzibilchaltún, que se construye en el sitio homónimo, se lleva 53.83 por ciento de avance, a fin de terminar sus obras el 15 de septiembre de 2024.

Otra propuesta museográfica, añadió, es la reconversión del Ateneo Peninsular, recinto del Centro Histórico de Mérida, para albergar el Museo de Historia de Yucatán, cuyas labores tienen 100 por ciento de avance en la primera y segunda etapas, mientras que la tercera lleva 7 por ciento, cuya culminación está programada para el 12 de septiembre de 2024.

Sobre la aplicación del Promeza en la Zona Arqueológica de Uxmal, a través de un video, el titular de la misma, José Huchim Herrera, indicó que “hoy, las exploraciones arqueológicas nos permiten ofrecer al público otra fase de la larga historia de esta urbe, labor que fue posible gracias a un gran equipo conformado por habitantes de las comunidades de Muna, Santa Elena, San Simón, Abalá y Oxkutzcab”.

Dicho grupo, aunó, incluyó a especialistas, restauradoras, topógrafos, urbanistas, arqueólogos, arquitectos y 20 trabajadoras del municipio yucateco de Santa Elena. “La participación de las mujeres en los proyectos arqueológicos de Uxmal inició hace aproximadamente 30 años”, subrayó.

El arqueólogo detalló que, derivado de las acciones del Promeza, se recuperaron 1.7 hectáreas para la visita pública y se abrieron nuevos espacios arquitectónicos, como el Patio Hundido del Palomar y el Grupo Tardío, donde se halló la valiosa Estela 18, una gran losa de piedra esculpida en ambas caras, con representaciones de deidades como Chak Chel, ataviada con el atuendo que usaba durante los rituales relacionados con la lluvia, cuya narrativa quedó plasmada en el libro Lluvia y Tierra, la Estela 18 de Uxmal, de autoría suya y de Alexander Voss.

Por último, expuso que en Kabah se excavó el Edificio 1B6, destruido intencionalmente en la época prehispánica y enterrado con toneladas de piedras grandes. Esta conducta está relacionada con los rituales que los mayas realizaban antes de abandonar un lugar. Por los materiales cerámicos asociados, los investigadores suponen que este evento ocurrió alrededor del año 950 d.C.

(Foto: INAH)


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