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Manos mexiquenses tejen y bordan el quexquémetl; tradicional prenda de vestir de origen prehispánico

Una de las piezas de indumentaria mazahua y otomí más icónicas en el Estado de México es el quexquémetl, una prenda tejida en telar de cintura o colonial generalmente es confeccionado con hilos de lana y, dependiendo la región, tiene bordados relacionados con la flora y fauna del lugar.
 
Sus orígenes se remontan a la época prehispánica, siendo evidencia de años de evolución técnica e iconográfica y forma parte de un legado histórico y cultural de nuestros pueblos originarios al ser fusionados tras la colonización.
 
Por su belleza y la alta calidad de su manufactura, su uso se ha estado extendiendo por todo el territorio estatal, convirtiéndose en un símbolo inconfundible del patrimonio tangible e intangible del Estado de México.
 
El quexquémetl está compuesto por dos lienzos del mismo tamaño, que se unen en forma de “L”, para crear una prenda de forma rectangular de cuello abierto, que puede usarse con los picos al frente y reverso.   
 
Los primeros pasos para su elaboración son: lavar la lana y dejarla secar, después se varea, es decir, se sacuden los residuos de hojas y pasto seco con una vara; posteriormente pasa al cardado, que consiste en peinar la lana, finalmente se hila enroscándola para formar segmentos muy largos que se van enrollando con una rueca.
 
Posteriormente, si el diseño de la prenda lleva colores, es necesario teñir la lana con colorantes naturales extraídos de cortezas, plantas, tallos, minerales o insectos, como grana cochinilla, flor de pericón, cáscara de nuez, cabello de maíz y añil, entre otros.
 
Teniendo la materia prima preparada, se procede a colocar su urdimbre para poder tejer el lienzo, finalmente se unen de forma sencilla o con una randa, técnica de tejido con aguja que consiste en elaborar nudos formando figuras como las de un encaje.
 
El bordado final se hace con diferentes técnicas como el lomillo a dos agujas, careado, punto de cruz, pepenado, hilvanado, araña y bordado de una aguja; su elaboración puede ir de dos a más meses de acuerdo con el diseño, técnica o la complejidad del diseño.
 
Esta pieza textil emblemática es elaborada en los municipios mexiquenses de San Felipe del Progreso, Temascalcingo, Villa de Allende, Villa Victoria, Ixtlahuaca, Ozumba y Xonacatlán, entre otros.
 
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) invita a adquirir esta prenda tradicional en sus diferentes puntos de venta y las tiendas de artesanías CASART.
 
Si quieres conocer más de la riqueza artesanal de la entidad, el IIFAEM pone a tu disposición sus redes sociales Facebook y X en @iifaem, o bien en su dirección de Instagram @artesaniasmexiquenses


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Nacional
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