2024-05-05-objetos-que-hacen-historia-el-valor-arqueologico-de-la-cultura-material

Objetos que hacen historia, el valor arqueológico de la cultura material

Gabriela Landetta

"Acercarse a la producción material de los pueblos del pasado es una de las claves para desentrañar relaciones de las cuales no queda consignada información en documentos históricos, porque era la actividad cotidiana, la que nadie registra”, manifestó el arqueólogo Rubén Nieto Hernández, al destacar la importancia que tiene para la labor que realizan los profesionales de esta área del conocimiento estudiar la cultura material.

"Es uno de los conocimientos esenciales que todo investigador en el ámbito de la arqueología debe de manejar; a todo aquel que decide, que toma la sabia decisión de estudiar arqueología, una de las recomendaciones básicas que nosotros hacemos es que le entren a la cultura material, a su estudio, que puede ser la cerámica, puede ser la lítica, puede ser la concha, los metales, pueden ser los materiales constructivos". 

Sin embargo, señaló que la cerámica siempre tendrá una importancia central, ya que representa "uno de los recursos que las sociedades produjeron para satisfacer las necesidades básicas de almacenar, de cocinar, de emplear en los rituales funerarios o dedicados a las deidades que se veneraban en los diferentes momentos de la historia prehispánica". 

Explicó que es el equivalente a lo que en la actualidad realiza, por ejemplo, una persona que vende loza, o cuando la gente va a su casa a cocinar, y esa información se diluye en el tiempo. No obstante, el estudio de la cerámica, de sus cualidades tanto de formas, de decoraciones, como de su composición química elemental, permite reconstruir procesos que se remontan a un pasado muy remoto, así como una serie de actividades y procesos sobre el acceso que las sociedades del pasado tuvieron a bienes muy específicos, los cuales provenían de regiones muy distantes. 

El profesor  de tiempo completo  del Centro Universitario de la UAEMex Tenancingo destacó que eso lo  aprendió  desde el primer momento  en que comenzó  a colaborar con la doctora  Yoko Sugiura Yamamoto, quien le enseñó que “la cerámica era una forma de aproximarnos a las sociedades y conocer esas particularidades de lo que se conoce como la población silenciosa, porque mucho de lo que conocemos de las sociedades del pasado consigna cuestiones muy trascendentales, a grandes construcciones, a personajes célebres de la historia,  ¿pero qué pasa con la población que era la base de la pirámide social? Los campesinos, los alfareros toda esta gente que conformaba este soporte". 

Al referirse a la  gran cantidad de material que la doctora Yoko Sugiura se ha ocupado de analizar -especialmente del Valle de Toluca- señaló que sus  discípulos, como es su caso,  han aprendido  de ella que muchas veces  "una cerámica  elaborada en un tipo de barro muy específico que tiene determinadas particularidades, como cierta clase de inclusiones, como por ejemplo brillantes que pudieran ser pequeñas laminitas doradas como moscovitas,  puede remontar a regiones muy específicas de las que pudo haber provenido y a partir de eso cómo se dieron los desarrollos culturales".

Nieto Hernández también mencionó el caso de las cerámicas que produjo Teotihuacán en sus momentos de apogeo y que se distinguía por la cerámica anaranjada delgada, que si bien se distribuía en Teotihuacán, no se producía ahí, sino en una población que se llama San Juan Ixcaquixtla, al sur de Puebla 

"Yo creo que estamos en este momento en una cruzada en donde las instituciones que imparten la carrera de Arqueología están tratando de formar a sus cuadros de profesionales en el estudio de la cultura material, en profundizar en todo aquello que se relaciona tanto con producción, uso, desecho y que constituyen estos elementos fundamentales del contexto arqueológico"

(Foto: Gabriela Landetta/ archivo)


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