Eric Rosas

La realidad

El pasado martes 19 de marzo, la candidata a la presidencia de la República por la oposición, Xóchitl Gálvez Ruiz, se reunió con un selecto grupo de personalidades de la cultura y la ciencia en el foro denominado “¡Sin miedo al conocimiento!”. Dicho espacio, preparado por el equipo de campaña de la aspirante, resultó un tanto controversial debido a la escasa convocatoria y a que originalmente se anunció que sólo podrían ingresar al sitio en donde tendría lugar el diálogo quienes hubieran sido invitados; lo que obviamente envió una señal muy desafortunada hacia el grueso de estas comunidades, que se cuentan por decenas de miles a lo largo y ancho de la República Mexicana.

Aún a pesar de estas fallas en la organización y la convocatoria, resulta destacable el que el equipo de la candidata de la alianza opositora haya tomado la iniciativa de acercarla a estos gremios, que usualmente son hechos a un costado en las giras para la búsqueda de votos; más todavía cuando estas contiendas se tratan de ocupar posiciones de toma de decisiones de tan alto nivel, como lo es la titularidad del Poder Ejecutivo Federal; en las que grupos más numerosos representan siempre una mayor cantidad de sufragios y, por ende, revisten también un interés más grande para los contendientes y sus equipos de campaña.

De lo expresado en el foro realmente no hay mucho qué comentar, pues se sabía que los oradores harían un recuento de todas las afrentas que han sufrido sus respectivas comunidades en los cinco años transcurridos del actual sexenio. Y, por su parte, la candidata habría de responder con las eternas promesas, incumplidas por gobiernos de todos los colores: apoyar a la ciencia y aumentar su presupuesto.

Como se hizo evidente, el programa de gobierno o plan de nación, que sus asesores le han preparado para los temas de ciencia y tecnología es vago o, de plano, inexistente. Por supuesto que en la perspectiva de una sociedad como la mexicana de nuestros tiempos existen varios otros temas de mucha mayor relevancia, como el combate a la inseguridad y la corrupción; la mejora de los sistemas públicos de salud y educación; o la economía. Por esta relevancia es que la narrativa de la ingeniera Gálvez se ha enfocado en resaltar las necesidades que tiene México por corregir el rumbo en estos ámbitos. Sin embargo, una nación tan grande como lo es la nuestra en el entorno mundial, no puede prescindir de la ciencia ni la tecnología, y por lo tanto, todo plan de gobierno tendría que incluir capítulos muy amplios y profundos para impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

Por otra parte, ahora que la alianza opositora —con todo y las reservas ya mencionadas— ha tomado la delantera al tratar de acercar a los científicos, los artistas y los educadores a su abanderada, será interesante saber lo que harán en las otras dos parcialidades; es decir, pronto habremos de conocer si en sus estrategias para la contienda han visualizado como necesario o conveniente el dialogar con estas comunidades, usualmente bien informadas respecto de las raíces de muchas de las problemáticas que enfrenta México, así como de las acciones que en otras latitudes se han emprendido para enfrentarlas exitosamente.

En el caso de que los otros dos candidatos presidenciales realicen reuniones similares a la del foro “¡Sin miedo al conocimiento!”; en los que puedan conversar seriamente con académicos e investigadores en un marco de apertura, respeto y asertividad; será claro que en sus agendas efectivamente habrán de considerar a la ciencia y la tecnología como insumos para su ejercicio de gobierno, y a sus comunidades como la fuente de talento y experiencia para aplicar el conocimiento de base científica a la resolución de problemas; así como para la construcción de los cimientos sobre los que tendría que descansar el futuro de México. No obstante, quizá dichos espacios no se abrirán; lo que reflejará con total nitidez el real peso que tienen la ciencia y la tecnología para la sociedad mexicana.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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