Miguel García

La crisis en la disponibilidad del agua que están padeciendo zonas urbanas y rurales del Estado de México esconde problemas no atendidos de forma histórica: crecimiento urbano descontrolado, falta de planeación, y pérdida de zonas boscosas.

Clarita Rodríguez Soto, investigadora de la facultad de Geografia de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), expone que este descontrol se observa desde el déficit de áreas verdes por habitante que tenemos en la entidad particularmente en nuestras zonas urbanas.

En el caso de Toluca, capital del Estado de México, apenas se tienen como máximo seis metros cuadrados por habitante cuando la Organización Mundial de la Salud  (OMS) recomienda 15 como máximo y nueve como mínimo.

Este déficit de áreas verdes se traduce en la pérdida de los servicios que brindan los árboles; agua, regulación del clima, y pacificación de los espacios con mayor inseguridad disminuyendo a su vez la calidad de vida.

“Justo lo vemos con la desecación de las presas, desecación de los bordos… estamos solo jalando ese recurso hídrico todo el tema del Cutzamala porque se presenta si todavía tenemos bosques muy densos sus zona pues justamente porque estamos extrayendo una gran cantidad de recursos y modificando todos esos ciclos hídricos en nuestro sistema”.

La modificación de las temperaturas indica está disminuyendo de manera coordinada los ciclos de lluvia, y donde se presenta esta, lo cual es también una respuesta al crecimiento de la mancha urbana manifestándose en sequía, y erosión.

En el estado solo el 43 por ciento de nuestro territorio tiene cobertura forestal; sin embargo, de ese porcentaje, menos de la mitad está considerado como “área natural protegida”. 

Sólo del año 2001 al 2014 se hizo una estimación de pérdida del 3.1% del territorio estatal en cobertura forestal, esto representa que se dejamos de tener el 7.9% de los bosques del Estado de México, según reportes de la Facultad de Geografía.

A principios de enero, la Organización de las Naciones Unidas emitió un reporte en que advierte que el año 2024 superará el verano de 2023, referente a los días en los que se alcancen temperaturas máximas históricas Impulsadas por el fenómeno meteorológico de El Niño.

(Foto: Miguel García)