Miguel García

“Hay que mantenerlo bonito, es al que uno le pide milagros y mantener la tradición nos une como familia”. Así lo dice doña Adelina Sánchez al comentar la importancia que tiene para ella la tradición de arropar a su niño este Día de la Candelaria.

Cómo cada año asiste al Mercado 16 de septiembre en el centro de Toluca para buscar un nuevo ropón que ponga de gala a su pequeño.

En el marco de esta fiesta del dos de febrero, el sitio se ha convertido en lugar para conservar la fe, donde al menos una decena de artesanos originarios de la ciudad ocupa sus horas dándole vida a los ‘Niños’ gastados por el tiempo.

Uno de esos artesanos es Elías Hernández Morales, quien, desde hace cinco años, saca sus mejores herramientas, se dota de paciencia y de amor y trabaja con el yeso para revivirlos esto, pese a que, reconoce, la paga no es la mejor, pues de una compostura de hasta cuatro horas puede ganar apenas 200 pesos.

Pese a ello recuerda que uno de los días más significativos de su vida y que lo mantiene en el oficio de restaurador fue hace dos años, cuando una mujer llorando le pidió que salvará a su hijo, un ‘Niño Dios’ hecho pedazos.

“Una señora se acercó con una imagen toda destruida, estaba para tirarse a la basura, pero ella no quería, llorando me pidió que la arreglara y lo hice, con solo lo que quedó de la cara y las pocas partes rescatables, se pudo arreglar. Fue muy lindo lograr la sonrisa”, comentó.

Si bien, la tradición ha cambiado de generación en generación, asegura que los adultos mayores atesoran a sus ‘Niños Dios’ y los buscan nuevos ropones año con año.

“Los hay de todos los materiales, pero son los más grandes los que los traen a arreglar, incluso hemos visto qué hay hasta de plástico, porque no se desgastan, aunque sí, el más común sigue siendo el de yeso. Aquí también le damos mantenimiento a los de madera”.

Con ello, pese al cambio generacional la tradición, se mantiene en los hogares, junto con la diversificación del negocio. Las reparaciones van desde 50 a 300 pesos registrando las más comunes la caída de los brazos, un pie, un dedito o hasta la restauración de toda la imagen por desgaste o descuido de sus dueños.

Para la fe católica, este 2 de febrero, día de la Candelaria, significa la purificación de la virgen María así como la presentación de Jesús al templo.

(Foto: Miguel García)