E. Rivera

Las visitas del presidente Andrés Manuel López Obrador al Estado de México serán cada vez más frecuentes. El motivo formal es la supervisión de programas federales que se aplican en la entidad. La razón detrás de la formalidad es el padrón electoral de casi 13 millones de mexiquenses que podrán votar en junio del año próximo.

Aquí se puede dar la diferencia que permita a Morena recuperar las tres cuartas partes de la cámara de diputados federal y con ello asegurar la aprobación de las reformas que el presidente impulsará en los últimos meses de su gobierno, destacando entre ellas la del putrefacto Poder Judicial.

La segunda razón de estas recurrentes visitas de AMLO será el fortalecimiento del gobierno que encabeza la maestra Delfina Gómez. Respaldarla y apoyar sus programas y propuestas resulta fundamental para cumplir con la primera razón expresada en el párrafo anterior.

Un tercer motivo real, que será a la vez una consecuencia de los dos anteriores, será conocer de cerca y depurar la lista de posibles candidatos a las cámaras federales, pues actualmente el conjunto se encuentra plagado de arribistas, mercaderes de la política, chapulines y traidores a sus antiguas causas. Como dice el presidente, ambiciosos vulgares que se apresuran a trepar en el victorioso carruaje llamado Morena.