Gabriela Landetta
La falta de insumos y de interés por parte de las nuevas generaciones podrían terminar con una de las tradiciones más representativas del Estado de México y particularmente del municipio de Temoaya, que es la elaboración de sus tapetes de fama mundial.
Félix Flores Salinas y Cristina Mendoza Medina, originarios de la comunidad Molino Abajo de Temoaya, es un matrimonio de artesanos que todavía se dedica a la fabricación de estas piezas artesanales, pero mencionan que los jóvenes prefieren dedicarse a otras actividades que les generen ingresos de manera segura y rápida.
Félix Flores comentó a este medio informativo que ya sólo quedan entre 40 y 50 artesanos fabricantes de tapetes, cuyas edades van de los 50 años para arriba.
Mencionó que la gente joven va a las escuelas y después prefieren trabajar en las fábricas o en otro tipo de actividades donde perciben un salario seguro "y nosotros tenemos que esperar hasta que se llega a vender".
Al respecto señaló que todo el proceso de elaboración de tres o cuatro tapetes de 30 por 30 cm, que se hacen en un mismo telar, tarda aproximadamente dos semanas y la ganancia es de unos 300 pesos, cantidad que por supuesto es muy poquita: "nosotros ya estamos acostumbrados, pero la gente joven no quiere ganar esa cantidad".
Otro de los problemas que enfrentan es que la fábrica que normalmente les surtía del material, concretamente la lana de colores para que puedan hacer sus diseños característicos de la cultura otomí, ya no se las está entregando aunque ignoran el motivo, expuso Cristina Mendoza, quien desde los 13 años aprendió a tejer los tapetes de Temoaya y años después ella le enseñó cómo hacerlos a su esposo.
Por ese motivo, ambos piden el apoyo de las autoridades estatales y e incluso federales para que no se pierda esta tradición que ha puesto en alto el nombre del estado de México y particularmente de Temoaya en el ámbito internacional.
(Foto: Gabriela Landetta)
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