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Oquetza, camino a la raíz 2023-10-17

Maíz I

Carla Valdespino Vargas

Hace un par de semanas se celebró el Día Nacional del Maíz, para ser exacta el 29 de septiembre. Sí, el día de Miguel Arcángel, pero también el día en que el Demonio anda suelto y la gente protege sus casas con una cruz de pericón; para quienes estaban pensando que era mera coincidencia, me permito afirmar que no es así, mas la explicación vendrá a su tiempo. 

Regresando a lo sucedido hace un par de semanas, Colectivos/Organizaciones/Asociaciones en defensa de la diversidad/cultura/maíz se dieron cita para festejar la presencia de este grano como elemento fundamental de nuestra dieta y de nuestra cultura. Se llevaron a cabo festivales, conferencias, seminarios, ferias; programas de radio dedicaron su tiempo al tema, como sucedió en #MasajeCerebral, emisión radiofónica de #Reactor105.7. La UAM realizó el “Festival del maíz: De la Milpa a la mesa”. La Asociación #TlayolanMaisKulturBerlin estuvo presente en la “Fiesta de la cosecha” actividad celebrada en la capital alemana. Numerar todas las acciones de ese día sería una tarea harto complicada y en realidad, mis palabras desean llevarnos por otros caminos.

La efervescencia del maíz aparentemente ha pasado; las redes sociales han dejado atrás las bellas imágenes las diversas razas de maíz donde se mostraba el color de los granos, el tamaño de las mazorcas, el verdor de los sembradíos. Las trilladas frases “somos de maíz” “el mexicano es de maíz” han quedado en el olvido dentro del flujo del internet. Mas el momento justo de no dejar el tema de lado, por ello, dedicaré una serie de entregas al maíz. 

Quizá muchos de ustedes están pensando que comenzaré este hilo abordando el Popol Vuh o alguno de los mitos mesoamericanos donde se cuenta por qué el ser humano es de maíz, así como el maíz es del ser humano, y bueno, en realidad, no emprenderé esta travesía por ese rumbo, rumbo transcendental, claro está y que nos llevará a comprender la medida de la SCJN.  

Es 13 de octubre de 2023 y la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha tomado una decisión histórica: por unanimidad ha negado el amparo hecho en 2016 por las empresas Bayer-Monsanto, Syngenta, PHI México, entre otros monstruos dueños de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), quienes luchaban para que México permitiera la siembra de maíz genéticamente modificado, así como el uso del glifosato, agroquímico también prohibido, pues atenta contra los Derechos Humanos. Dichas empresas siempre han defendido el uso de OGM en aras de combatir el hambre mundial, pero vamos, todos sabemos que no es así.  Por otro lado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no solo mantiene la lucha contra estas trasnacionales, ya que Estados Unidos y Canadá se han unido para presionar, argumentando que este resolutivo atenta contra el T-MEC, arguyendo, por otro lado, que no existen datos científicos para sostener la prohibición de la SCJN, pero vamos, todos sabemos que dichos estudios bastan y sobran y no son nada favorables para los OGM. 

La lucha de las Asociaciones/Organizaciones/Colectivos por defender el maíz criollo data de años atrás, décadas atrás, desde 1996, aproximadamente, cuando quizá los festivales no estaban presentes y mucho menos las redes sociales. Su lucha ha logrado que el gobierno mexicano frene los propósitos de estas empresas, presentes en nuestro país, incluso financiando proyectos culturales. 

La liberación de la siembra de esta gramínea genéticamente modificada para consumo humano equivale a terminar con el maíz criollo, con prácticas culturales, con la historia de México y con la salud de su población, de por sí, ya mermaba por otras prácticas agrícolas. 

En las siguientes entregas de #oquetzacamino nos adentraremos al mundo del maíz en México, desde su evolución agrícola, su relación con el ser humano y cómo, granito a granito, fue metiéndose en la vida mesoamericana hasta ser parte de nuestra vida en el siglo XXI, donde consumimos tortillas piratas. Por el momento los dejo con un poema -de mi autoría- que recuerda la historia de un pueblo de Chiapas, cuyo número de habitantes se cuenta con granos de maíz:

despierto de pronto y el alma me duele. 

hilos de sangre dibujan serpientes sobre la tierra bajo mis pies. 

miro mis manos, 

el maíz que me guarda se ha perdido, los granos desperdigados anuncian días funestos/

funestos días esconderán mis susurros.

entre sombras intento curar mis heridas, a tientas busco mi semilla, mi existencia.

es urgente que alguien devuelva mi grano de maíz…

                                               que me devuelva el alma

Espacio de reflexión decolonial sobre el mundo mesoamericano y

las naciones indígenas del siglo XXI

ipalnemohuani77@gmail.com

ig: @oquetzacamino   FB: Oquetza. Camino a la raíz


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Nacional
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