Vanessa Baez Escamilla 

Tras dos años de pandemia y confinamiento por Covid-19, las infancias se han visto sumamente afectadas mental y emocionalmente frente a la normalización de la violencia por el entorno social y familiar, aseguró Hilda Hernández, psicóloga especializada en infancias. 

La experta, quien también es académica de la Facultad de Ciencias de la Conducta (FACICO) de la Universidad Autónoma del Estado de México, explicó en entrevista para Portal Diario el impacto que el entorno social y familiar tuvo tras la pandemia para afectar a las y los menores; entre los principales factores se encuentran las relaciones interpersonales y los contenidos audiovisuales. 

De acuerdo con Hilda Hernández, las infancias aprenden mediante el proceso de “imitación”, es decir, durante todo su crecimiento desde que comienza el desarrollo de conciencia en los primeros años, observan su entorno e imitan acciones, creencias y formas de convivencia con terceras personas. 

“El lenguaje es por imitación, desde sus primeros años de vida ocurre y se empiezan a hacer consciencia desde los tres años.”

Por ello, las infancias que enfrentan situaciones de violencia dentro de sus hogares como golpes, gritos, insultos o maltratos psicológicos tenderán a replicarlo con sus círculos sociales en un futuro como compañeros de clase o amistades. 

En cuanto al incremento de los niveles de violencia, la psicóloga señaló que el confinamiento generó estrés y falta de tolerancia en la mente los padres de familia, lo que consecutivamente desató niveles de violencia en las y los niños. Este factor también se vio enfatizado con el consumo de contenido audiovisual como películas y videojuegos. 

“El estar en familia en la pandemia generó más violencia, poca tolerancia, frustración, enojo constante y el estar pegado al televisor o al celular viendo violencia: lo normalizó”, explicó. 

Riesgos del contenido audiovisual en la mente

Respecto a la influencia de películas, videojuegos, imágenes y vídeos consumidos por redes sociales con contenido explícito o implícito de violencia, la especialista comentó que se observó un incremento importante de su consumo debido a que las y los niños pasaban tiempo solos observándolos.

“Se está volviendo común y ya casi sin alteración ver gente armada y narcotráfico. Estamos normalizando conductas que a la larga van a dañar al niño que será un adulto que vive en una sociedad que le dio las pautas para que su crecimiento sea a base de violencia”, dijo. 

Aunado a dicho consumo, la académica concluyó que la problemática también recayó en la falta restricciones, así como la casi nula retroalimentación por parte de madres y padres de familia para explicar el contenido a sus hijos e hijas, es decir, enseñarles que no es normal la portación de armas, los homicidios y otras formas de violencia vistas. 

“Esta normalidad nos hace una sociedad violenta desde verbal hasta físicamente, la violencia está sobrepasando los límites y recae sobre los niños porque actualmente no hay restricción en los vídeojuegos o películas con imágenes explícitas de violencia.”

Por ello, la psicóloga especialista en tratamiento a infancias, resaltó la importancia que tiene construir espacios sanos y libres de violencia tanto familiar como socialmente para beneficiar la salud mental de las y los niños. 

(Foto: web)