Vanessa Baez
En sólo una semana, la vialidad concentró tres accidentes viales que dejaron como saldo la muerte de dos personas y daños materiales graves en las unidades móviles.
Uno de los accidentes ocurrió el pasado martes, donde un motociclista perdió la vida al ser arrollado por un automóvil; así mismo el viernes se registraron otros dos siniestros: el choque de tres vehículos con saldo blanco y daños materiales y el choque de dos automóviles que cobró la vida de una persona adulta.
El riesgo de transitar esta vialidad es alto para automovilistas y transeúntes principalmente por los elevados niveles de velocidad en los que manejan las unidades y la carencia de puentes peatonales.
La vialidad consta de una distancia total de 8.70 kilómetros que se extienden desde la Fuente de la Glorieta de Capultitlán, en entronque con Paseo Colón, hasta la avenida Bachilleres, en cruce con Zinacantepec.
Al recorrer la avenida encontramos múltiples cruces con el nombre y fecha de fallecimiento de personas que han perdido la vida en algún accidente, principalmente de quienes han sido atropellados al cruzar directamente sobre la vialidad.
“A cada rato atropellan personas que no cruzan por los puentes. Siempre hay muertos o se escuchan ambulancias y es peor cuando llueve”, afirma un locatario que reside cerca de la avenida.
El diseño urbano no favorece al peatón
De acuerdo con la organización Renacimiento Eco Rural y Urbano
(EcoRenacimiento A.C.), quienes trabajan y enseñan en favor de la conservación ambiental, de 2001 a 2019 se promediaron 111 personas atropelladas en Toluca.
A lo largo de la zona se ubican sólo cinco puentes peatonales distribuidos a lo largo de los 8.70 kilómetros. Uno de ellos a la altura del Seminario, el segundo y tercero, casi consecutivos, entre San Antonio Buenavista y Cacalomacán y los dos siguientes rumbo a Zinacantepec.
La ausencia de puentes peatonales y la extensa distancia entre ellos puede ser un factor que influya en la alta frecuencia de atropellamientos que se suscitan en la vialidad, ya que, afirman los transeúntes, la distancia entre los puentes es muy prolongada.
“Ni siquiera hay puentes para cruzar, aunque nos da miedo, tenemos que pasar corriendo la calle esperando que no pasen tan rápido los carros”, señala una transeúnte de la zona.
Tan sólo entre el primer y segundo puente desde Capultitlán en dirección hacia
Cacalomacán la distancia es de 3.48 kilómetros.
(Foto: Vanessa Baez)
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