Por Lucio Ramírez Medina*
¿A Qué Se Debe Tal Apatía Hacia Procesos de Consulta Popular?
El presidente Andrés Manuel López Obrador está empeñado en establecer la modalidad de la democracia directa como una ampliación de la democracia representativa, y es así que comenzó su gobierno con consultas a la población para definir la cancelación del aeropuerto de Texcoco y pasarlo a Santa Lucía; la construcción del Tren Maya y parar la obra de una cervecera en Baja California.
De esos ejercicios informales dio el paso hacia la consulta constitucional, para que la ciudadanía decidiera en las urnas si se enjuiciaba a los expresidentes de la república, y ahora el 10 de abril, para que la población diga si le revocan el mandato presidencial o si lo dejan que concluya su periodo sexenal.
Ni las consultas informales ni las constitucionales han despertado el mínimo interés ciudadano, por lo que se han constituido en mero discurso propagandístico e ideológico y su consecuente derroche de dinero público, ante la obviedad de los temas consultados: con o sin consulta, el presidente ya tenía definido cancelar el aeropuerto de Texcoco y la cervecera de Baja California; no enjuiciar a los expresidentes; construir el Tren Maya, el aeropuerto en Santa Lucía, la refinería Dos Bocas y concluir su periodo constitucional de seis años de gobierno.
En aras de marcar diferencia con gobiernos del pasado, especialmente los que él ha etiquetado como “neoliberales”, el presidente busca congraciarse con la ciudadanía haciéndola copartícipe de las decisiones gubernamentales, cuando lo que realmente les interesa es el cumplimiento de compromisos como el combate a la corrupción, a la violencia, al desempleo, a la pobreza; transparencia y rendición de cuentas en el ejercicio del presupuesto público; el avance en una educación de calidad, servicios de salud eficientes y garantías plenas de seguridad; respeto a la Constitución, a la democracia, a la pluralidad, a la división de poderes, a la libertad de prensa, y a los órganos constitucionales autónomos del Estado Mexicano.
Mientras las consultas ciudadanos sigan respondiendo al interés político exclusivo del Ejecutivo Federal, y no a las necesidades y urgencias de la sociedad mexicana, seguiremos observando ejercicios inútiles de democracia directa, que únicamente agudizan la polarización ideológica, pero muy poco abonan al fortalecimiento de la unidad y la participación ciudadana en los asuntos públicos.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
lurame_3@hotmail.com @luciorm
Categoría: Nacional |
Etiquetas:
No hay etiquetas asociadas a éste artículo. |
Vistas: 179 |