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Familia y Sociedad 77

Laura Barreal Danel 

¿Cómo prepararnos para ésta Navidad? 

¡Muy queridx y apreciable lectorx ! Después de algunas semanas de ausencia, tengo el placer de saludarle, deseando que Usted y los suyos se encuentren gozando de salud”, que hemos constatado a través de la experiencia de la pandemia, que es la más grande bendición que podemos tener en la vida……ya que, si nos falta la salud nuestra vida y la de nuestros seres queridos se convierte en una muy difícil y dolorosa prueba. De tal modo que, priorizar y agradecer al Creador el bien de la salud y, desde luego, cuidarla responsablemente representa un valioso testimonio y valiosísima herencia de los padres hacia los hijos, por evidentes razones que todos podemos comprender. 

El calendario nos va acercando cada vez más a la Nochebuena y a la celebración de la Fiesta de la Navidad. En las familias y en la sociedad en general ya huele a Navidad” y comenzamos a percibir esa emoción que todos, cuando fuimos niños experimentábamos cuando nuestros padres adornaban la casa, la compra del árbol de Navidad que, por lo menos en mi caso, era ocasión de ilusiones y unión familiar cuando mi Papá nos convocaba a ir en familia a elegir entre todos, el árbol, que adornaríamos posteriormente en un lugar especial en nuestra casa, lleno de luces de colores que al mirarlas recuerdo haber experimentado sensaciones de ilusiones que se iluminaban con los juegos de colores que iluminaban el árbol y también mi corazón. 

Son recuerdos que conservo y que están inscritos en mi corazón y que, a pesar del paso del tiempo,  la distancia y  la actual ausencia de mi Papá, desde la pasada Navidad, él vuelve a hacerse presente en mis recuerdos, que me brindan sentimientos de nostalgia, con envoltura de amor y esperanza, que aprendí a experimentar a través de su testimonio de alegría,  de amor a la vida, de gratitud al Señor ,por todo lo recibido y de construcción de ilusiones que nos renovaban cada época navideña, para iniciar un nuevo período de vida que El Señor nos ofrecía y que nos hacía recibir el año nuevo con inmensa gratitud al año que quedaba atrás y con la ilusión de un año nueva que se abría frente a nosotros con oportunidades de alcanzar nuestros sueños, con esperanza y gratitud. 

Me llena de alegría poder compartir con mis lectores mi propia experiencia infantil, de adolescencia y de posteriores etapas pues, la manera en la que en aquellos lejanos tiempos vivíamos las significativas fechas de diciembre me lleva a muchas reflexiones sobre la responsabilidad que tiene nuestra generación de transmitir a nuestros hijos y nietos el sentido profundo de la Navidad y la manera de prepararnos para la Nochebuena y para la Navidad. 

Nuestro bagaje es enorme y valdría mucho la pena proporcionarles a hijos y nietos elementos  que les permitan tener una visión antropológica de ellos mismos, desde el valor de su persona,  el auto-respeto y el respeto a los demás,  la vocación a la que hemos sido llamados a la existencia, que es el amor y la importancia de la vida interior,  interioridad que se traduce en hacer de nuestra vida espiritual un material de crecimiento”…… 

Desde ésta perspectiva necesitamos asumir que, nuestra generación tiene un bagaje por transmitir a nuestros hijos y nietos para recobrar el profundo sentido de la Navidad, que tiene una naturaleza espiritual que, entre otras cosas, nos recuerda que somos verdaderos espíritus encarnados”, como lo expresa el filósofo contemporáneo Ramón Lucas Lucas. Esto es, somos un cuerpo material informado por un espíritu inmortal…… 

Nos encontramos a unos días de la Nochebuena y de la Navidad, por tanto, se van acercando fechas en las que las reuniones familiares, de amigos, de trabajo, de vecinos, etc. Al respecto, hace poco leía a Lucía Legorreta de Cervantes, en un artículo que escribió hace algunos años y en el cual nos hace una invitación, que yo comparto con Usted, querido(a) lector(a) y en la cual, hace referencia a la importancia de llevar a cabo, en éstos días, una reflexión personal referente a los resentimientos, rencores e inclusive, deseos de venganza que puede haber dentro de nosotros, con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc 

Y ahora, me voy a permitir dirigirme de manera personal a Usted, estimado(a) lector(a) al mencionar que es muy probable que haya Usted recibido alguna ofensa de alguna persona que le haya ofendido voluntaria o involuntariamente. Lo cual, pudo haber provocado enojo, ira, rencor y puede ser que, hasta deseos de que esa persona la pague. 

Aquí, cabe la siguiente reflexión: Si no perdonas, no puedes olvidar.  Si no olvidas, no vives en paz. Y sin paz, tu amor no fluye. 

Entiendo desde luego que, en ocasiones resulta difícil olvidar. Sin embargo, lo que sí podemos hacer, y está en nuestras manos, es lograr que ya no nos afecte tanto lo que ocurrió.  El problema, señala Lucía Legorreta y muchos autores, es cuando consideramos que lo que ha ocurrido es inaceptable y, si así lo vemos, seremos incapaces de perdonar. 

Un ejercicio que personalmente he tenido que aprender a lo largo de mi vida es la inminente necesidad de vivir la humildad en la vida personal, considerándonos absolutamente falibles”, es decir, siempre con la posibilidad de equivocarnos en el uso de nuestra libertad y que en éstas fallas resulten afectadas terceras personas, quienes pueden haberse sentido heridas, lastimadas, no tomadas en cuenta, etc. y recordar” en cuántas ocasiones hemos tenido que ser perdonados por otras personas y desde luego, por Dios mismo. 

Si nos esforzamos por hacer éste recuento, seguramente se nos facilitará la acción de perdonar…siendo conscientes de nuestra imperfección humana y aceptando entonces la imperfección de otros, para no quedarnos clavados en el resentimiento, que tanto daño hace a la persona que lo experimenta, así como a quienes a su alrededor, habrán de pagar factura.  

Hemos de considerar que quien nos ha lastimado, es también un ser humano imperfecto, que se ha comportado injustamente, siendo víctima de sí mismo, tal vez de sus impulsos, creencias, ignorancia o incluso, de la propia experiencia infantil,  o en algún momento de su vida, de maltrato, falta de amor, violencia, etc. Y tengamos muy presente que Nadie da lo que no tiene”…….. 

Ahora bien, pensemos que la persona que nos ha hecho daño, es muy probable que tan solo haya experimentado rechazo en su familia, en el trabajo, en la sociedad, etc. y, si es el caso, que nosotros hayamos tenido la bendición de haber sido amados y aceptados incondicionalmente en nuestra vida familiar, contaremos con la capacidad para ponernos lentes de compasión y a través de un trato amable, condescendiente, podremos hacer la diferencia en esa vida carente de amor y de aceptación. En un sencillo gesto de amabilidad y consideración tendremos ocasión de tocar el corazón de esa persona y hacer la diferencia en su vida……Con esto, nuestra Navidad y la de la otra persona, cobrará un sentido profundo, pues son fechas que nos invitan a vivir el amor y el perdón, como máximo acto de amor. 

En estas fechas que nos aproximan a la Nochebuena y a la Navidad….. ¿por qué no considerar la posibilidad de tocar corazones y tal vez, hacer la diferencia en la vida de personas con las que coincidamos, con un gesto amable y cálido de nuestra parte?....... Con una persona que logremos tocar su corazón, nuestra Navidad y la de esa persona será un verdadero encuentro con el amor y el perdón. 

No dejemos de estimar que el resentimiento, el odio, el coraje, etc. van envenenando nuestro ser y también resultando afectada también nuestra salud física; nuestro corazón también se lastima y nos impide ponernos lentes de compasión” para mirar al otro…….lo cual nos ayudaría a no juzgar” pues, como Santa Teresa de Calcuta decía, Si juzgas a la gente…., no tienes tiempo para amarla” 

¡¡¡ Muy estimadx lectorx !!! El regalo del perdón en Navidad será un acto de amor!!!! 

Deseo para Usted y los suyos una Navidad plena de amor, perdón y reconciliación que deje un corazón abierto al verdadero sentido de la Navidad…….  ¡¡¡FELIZ NAVIDAD ¡!!! 

                                                                                         Y….¡Hasta la próxima! 


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