2021-12-12-bandera-blanca-el-luto-vendido

El luto vendido: Carmen Salinas y Vicente Fernández

Luis Sánchez/ Bandera Blanca

El mundo del espectáculo ha despedido a dos “emblemáticas” figuras de la cultura mexicana, entrecomillo el término pues refiere más a una condición vendida por los medios que al mérito de aportar algo (positivo). Aunque es evidente su influjo popular, está muy lejos de enriquecer a la sociedad, más allá de algunas buenas canciones y alguna buena película, refiriéndome a la señora Salinas, donde no necesariamente se desempeñó de forma elocuente, por lo menos.

El llamado “Charro de Huentitán” interpretó canciones de grandes compositores, eso sí, con voz impostada y plana, fácil de identificar precisamente por eso más que por ser un prodigio vocal como lo fueron Pedro Infante, Antonio Aguilar, Lola Beltrán, Amalia Mendoza y qué decir de Lucha Villa; sobre todo el señor Aguilar y Amalia Mendoza lograron salir de la planicie de “cantar fuerte” para verdaderamente interpretar y transmitir las emociones del contexto de la pieza.

Lo anterior hablando de mariachi; dentro de la música de banda y norteña, que ha tomado más fuerza desde hace unos 30 años para el público general, con voces menos estéticas, pero más elocuentes podemos contar a Ramón Ayala, Julio Preciado, Selena hecha leyenda; incluso Espinoza Paz y la propia Ángela Aguilar cuyo color es legado indiscutible de la señora Flor Silvestre, ahí sí, claramente privilegiada.

¿Qué tiene de especial la imagen de “El arracadas”?... Poco y nada. Es una figura famosa bien vendida, sobre todo por ser el arquetipo de macho mexicano, acompañado de una botella de tequila en sus conciertos, de la “reputación” de infiel y mujeriego “hasta de viejo”; aparte de cantar “chingón”, era “un chingón”, he escuchado por ahí.

Además de tener un ejemplar matrimonio porque se halló una mujer “que le aguantaba todo”, como si fuera esto una virtud. El hombre de cejas monumentales también despotricó contra uno de los poetas populares más importantes de la segunda mitad del XX, aun cantando algunas de sus mejores canciones, lanzándose contra Juan Gabriel por “su forma de ser”, aludiendo claramente a su homosexualidad y grabando sus composiciones porque uno le puede “tener asco” a esa gente, pero no a su dinero.

Algunos escudan al señor Fernández por ser “una persona de su tiempo”; pero, mientras su apogeo estuvo enmarcado por las décadas de 1970 a 1990, un señor más grande, Antonio Aguilar (hombre de otro tiempo), en 1971, a los 52 años, filmó la película “Los Marcados”, un western homoerótico cuyo argumento es estremecedor e innovador para su época; guión que el jalicinense treintañero hubiera rechazado y repudiado. Sólo para contrastar.

Algo sobre Carmen Salinas… fue una actriz mediocre de actuaciones irrelevantes, haciendo el mismo personaje “de tiro por viaje”, con alguna participación buena “a secas” en el cine de principios de este milenio por la óptima dirección, no por sus dotes histriónicos; dueña de una empresa llamada “Aventurera”; cantante medianita, carismática, puede ser, incursionó en la política yéndose a dormir a la cámara de diputados (cuando iba) como pluri del PRI… Por cierto su declaración más trascendente como política fue la respuesta a un grupo de ciudadanos que pidieron, mediante 70 mil firmas, destituirla del cargo: “Por mí se pueden meter sus firmas por el trasero o por donde más les quepan mijitos, yo estoy respaldada por mi partido, mejor pónganse a trabajar y no estén de envidiosos”.

Algo que lamento más aún es que ambos apoyaran al equipo de futbol al que apoyo, pero bueno… pasa “hasta en las mejores familias”.

Se ha vendido este par de decesos como “enorme” pérdida de la cultura cuando su aportación fue nimia y en una línea más bien estereotípica, empobrecedora. Llama la atención que incluso medios progresistas destacaron las noticias evadiendo estos temas que deben señalarse, pues dichas figuras pernean más en la sociedad, por desgracia, que algunas otras políticas o académicas (cuando valen la pena, claro).

Preciso que cualquier muerte es lamentable, pero hablamos de figuras que inevitablemente deben discutirse y matizarse; es triste en su dimensión, claro está, pero es urgente cambiar paradigmas porque de cierta manera trascienden en la vida cultural de una sociedad que se sigue “nutriendo” con contenidos basura, incluso en la Internet, que supuestamente iba a revolucionarlos. Es inaplazable criticar en sentido estricto cualquier producto y “verdad” que se nos ponga enfrente y no comprarlo a ciegas, sino observar todas sus dimensiones.

(Foto: web)


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Nacional
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