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Círculo Feminista Alaíde Foppa 2021-11-23

Capitalismo tardío y cuerpos como mercancía

Por Claudia Elisa y Gabriela Alejandra López Miranda

Integrantes del Círculo Feminista Alaíde Foppa

La prostitución es uno de los temas más polémicos al interior del feminismo y ha sido motivo de feroces discusiones entre quienes conciben el ‘trabajo sexual’ como una elección que puede representar un ejercicio de liberación para las mujeres y quienes aseguran que es una expresión clara de violencia de género y mercantilización del cuerpo.

            Eva Illouz, profesora en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, sostiene que las relaciones sexuales no se reducen al encuentro físico, sino que activan el efecto de jerarquías y normas sociales. La socióloga enfatiza el hecho de que frente a la finitud del mercado de bienes materiales, el capitalismo se encarga de promover el consumo de cuerpos que son concebidos como espectáculo y como mercancía.

            El ejercicio de la prostitución, entonces, está atravesado por el modo de producción, que concibe los cuerpos como objetos que se pueden vender, a ello se suma la pregunta ¿quién tiene los medios para pagar y quién está en la condición de vender su cuerpo? Un diagnóstico efectuado por la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer revela que el número de trabajadoras sexuales se ha duplicado, producto de la crisis por la pandemia.

            Para 2021, tan sólo en la Ciudad de México, las mujeres que se dedican a la prostitución han aumentado de 7, 700 a 15, 200, eso da luz sobre las razones que orillan practicar dicha actividad. Si bien la precariedad o la escasez de dinero no es la única variable asociada con la decisión de prostituirse, existe evidencia para argumentar que la prostitución está antecedida por diversas condiciones de vulnerabilidad.

            La investigadora feminista Beatriz Ranea, en su informe Feminización de la supervivencia y prostitución ocasional realizado en España, identifica una serie de variables vinculadas al hecho de que una persona se dedique a la prostitución. La primera es el hecho de ser mujer, éste es el “primer factor de riesgo para ser prostituible”, a ello se suma la clase social, la situación económica precaria es un elemento común en quienes se prostituyen, la migración es otro de los factores de riesgo, muy relacionada con ésta aparece la cuestión racial pues “existe una jerarquización social que sitúa en una posición de mayor desventaja a las mujeres con características que no se correspondan con la blanquitud de la piel o con el patrón cultural occidental".

            El informe, desde luego, no sostiene que encontrarse en las condiciones previamente señaladas marca un destino directo a la prostitución, únicamente analiza una serie de factores de riesgo y muestra cómo el ‘trabajo sexual’ guarda una relación estrecha con diversas situaciones de desventaja en la que se encuentran las mujeres.

            Es importante señalar que la estigmatización de las personas que se dedican a esta actividad y la criminalización de la misma son temas muy complejos que demandan otra reflexión profunda y detenida. El objetivo de la presente discusión es únicamente plantear preguntas en torno a cómo el capitalismo convierte cuerpos en mercancías, situación que se potencia en el caso de las mujeres y sobre todo, las mujeres expuestas a ciertas condiciones de vulnerabilidad.


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Nacional
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