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CON SINGULAR ALEGRÍA 2021-11-21

Gilda Montaño 

Para la gente de los países pobres el dilema no es capitalismo o socialismo 

Ahora que se está viendo en todos los círculos europeos que la “Tercera vía” de Giddens en donde éste adopta como estrategia básica de crecimiento económico el capitalismo y el socialismo conjuntamente, me llama poderosamente la atención que se puedan estar uniendo hombres que tienen tendencias políticas distintas, para hablar de crecer juntos. Y para remate, creer y crear en la familia, un nuevo símbolo y estrategia para sacar adelante a los países.  

Pero no nos equivoquemos. Déjeme decirle lo que, de nuestro país, y de todos los países que han adoptado el neoliberalismo, piensa Alfonso Guerra, ex líder del PSOE, partido español. Probablemente para muchos, sea un cuento más de la tragedia que vive el mundo. Pero las palabras de un hombre, vamos que usted y yo no conocemos y que probablemente le parezcan poco menos que intrascendentes, se vuelven importantes en la medida en que ni sabemos qué es ser socialista, ni sabemos qué es ser líder, y ni sabemos qué es lo que necesita el mundo para no morirse de hambre, tristeza y desesperación. Difícil, ¿verdad? 

Le preguntan qué piensa sobre el socialismo. Él es socialista. Ha vivido y ha crecido muchos años con él. “¿Que qué es ser socialista? Que la cuna en que se nace, no marque para siempre la vida de uno. No le quiero quitar nada al niño que nace en una cuna bordada. Pero el que nace en una cuna de madera tosca, tiene que tener garantizado, por lo menos, parecerse a aquél durante su propia vida”. 

O sea, tener los mismos derechos y obligaciones. Y eso en este país, está en chino que se dé. Imagínese usted a una niña volando en un avión hacia... donde usted quiera. Cuando despega, ve hacia el suelo, y lo único que alcanza a mirar es Netzahualcóyotl. Ella jamás tocará el asqueroso lodo que se mete a las casuchitas que están al pendiente de que no se les meta más agua con excremento. Esa niña ve solamente esto desde muy arriba. Y jamás irá a ninguna colonia de esas. Por más que sea parte del Verbo Encarnado, o que pertenezca a Los Legionarios de Cristo.  

Pero la otra, la que tiene que dormir arriba de ese colchón todo mojado, que tiene que saltarle a los charcos para llegar a la más cercana escuela, esa sí que estará permanentemente viendo a través de los ojos de la televisión, lo que acontece en el resto del mundo. En la miseria que viven los más desprotegidos y necesitados. Como ella. Como muchos mexicanos. 

“Pero ahora los pobres del mundo ven por la televisión que mientras ellos se mueren de hambre, en el mundo industrializado se mueren de colesterol.” ¿De exceso de alimentación?  

Y estará precisamente en lo cierto Guerra, “El neoliberalismo, plantea que para que dos tercios de los habitantes del planeta vivan mejor, un tercio debe morir. Un tercio a la cuneta. Una visión socialista, debe velar porque nadie quede marginado.  

Alguna vez hace años, muchos: leí un informe de la Organización de Naciones Unidas, que el Fondo de Población publicaba. Decía que, para los años de 2025, nuestros jóvenes vivirían solamente de dos maneras: como desempleados, siendo bandoleros; raterillos llenos de resentimiento y de hambre, que matarían por dos pesos. Como está sucediendo ahora, sin que haya llegado el año que eligieron para que esto sucediera. La otra forma, es la de los “clase medieros” que aún podrían darse el lujo de ir a estudiar a las universidades. ¿Uno de cada diez mil? 

Triste situación en donde no se ha puesto a andar por lo menos y como meta preventiva, ningún programa de planificación familiar. Este es uno de los principales problemas que tenemos que atacar. Si esperamos que la economía de este país resista para los ochenta millones de habitantes que aún tienen para medio comer. 

Y Guerra insiste. “Los oligarcas hablan de lucha de clases y de una nueva era imperial. Pero son categorías interdictas en la academia del Tercer Mundo.  Cuando oigo todas estas teorías, me parece muy bien, pero la gente quiere comer. Y la gente no tiene ni siquiera para comer.  El primer signo va a ser que millones y millones de personas van a cambiar de espacios en el mundo. Para la gente de los países pobres el dilema no es capitalismo o socialismo”.  

Y me detengo y pienso un mucho en el problemón que se le viene a Estados Unidos, porque a como dé lugar será invadido –aunque tengan que pagar con su vida unos tantos- por miles, por once millones de personas, como los mexicanos que viven ahora en Los Ángeles, San Antonio, Miami, o Chicago, que llegan muertos de hambre, queriendo solamente mandarle unos pocos dólares a su familia que quedan de este lado, esperando.  

Con cercas o con una barda como la de Trump. Pero ellos llegarán y en el transcurso del tiempo, se darán a la tarea de encontrarse con algún pollero que les quiera presentar a algún personaje de Migración –de la migra- que les consiga su ID verde. 

¿Se imagina usted estar del otro lado del mundo y tener que aguantarse. Y además de todo ser morenito y sin ninguna escolaridad, solo las ganas de querer comer “solo por hoy” y trabajar de lo que sea? 

Y me repito otra vez, no sin que me avergüence terriblemente: los pobres del mundo ven por la televisión que mientas ellos se mueren de hambre, en el mundo industrializado se mueren de colesterol. ¡De exceso de alimentación! 

Y ya detectado el problema pienso en los millones de mexicanos que en este momento están en la pobreza extrema, más los doce millones de indígenas. Y son muchos.  


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Nacional
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