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Bandera Blanca 2021-11-09

AMLO y el mundo ante los ojos de México

Luis Sánchez

Se presentó Andrés Manuel López Obrador ante la Organización de las Naciones Unidas, un vestigio de la postguerra basado en buenas intenciones, pero instrumentado por intereses políticos imperiales; pastiche de discursos vacíos de beneficencia, paz y amor que no han salido de aquellas desgastadas paredes que alberga Estados Unidos, una corte policultural, más funcional como desahogo para algunos que en la realidad fáctica de los más vulnerados.

Tal vez desde las intervenciones de Ernesto Guevara de la Serna, “El Che”, no había movido un discurso la modorra de los habituales asistentes de este parlamento. La intención de López Obrador, al respecto, va más allá de la exposición, no expresa un discurso para ser aplaudido; si así fue, lo hizo muy mal. AMLO va más allá porque proviene del activismo y la quietud le inquieta, por eso no es raro que su discurso provoque y sostenga:

“Es necesario que el más relevante organismo de la comunidad internacional despierte de su letargo y salga de la rutina, del formalismo; que se reforme y que denuncie y combata la corrupción en el mundo; que luche contra la desigualdad y el malestar social que cunden en el planeta. Con más decisión, profundidad, con más protagonismo, con más liderazgo. Nunca en la historia de esta organización se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres, pero nunca es tarde para hacer justicia”.

Desde esta perspectiva, la lucha contra la corrupción y la neutralización de la desigualdad, letmotiv de la administración obradorista, no se enfocan sólo en una lucha local (del país) ni se expande a la causa regional (Centroamérica, sobre todo), sino que la apuntala como eje de transformación a nivel mundial, ambicioso postulado para el líder de un país en vías de desarrollo, aunque en rigor todos los países lo sean, pues la evolución social, política, cultural, económica y necesidad de ella es interminable e incuestionable.

El letargo al que AMLO se refiere no es obligadamente la inacción de el organismo, sino la acción focalizada en ciertos puntos de riguroso interés económico y político, ahí sí quitamos las vertientes sociales, culturales que se toman como pretexto para la intervención militar principalmente.

En este sentido, llama a generar programas para matar varios pájaros de un tiro: la lucha contra el cambio climático tendría una acción concreta con la siembra de millones de árboles alrededor del globo con un Sembrando Vida planetario; la crisis educativa y económica de países “subdesarrollados” se atacaría con la extensión de becas a los menores más vulnerables de los continentes habitados.

¿Y cómo se financia esta locura?, preguntan algunos, “se puede financiar con un fondo procedente de al menos tres fuentes: el cobro de una contribución voluntaria anual del 4 por ciento de sus fortunas a las mil personas más ricas del planeta. Una aportación similar por parte de las mil corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial y una cooperación del 0.2 por ciento del PIB de cada uno de los países integrantes del Grupo de los 20. De cumplirse esta meta de ingresos, el fondo podría disponer anualmente de alrededor de un billón de dólares”, explicó el presidente de México.

Es probable que el plan propuesto lleve algún tiempo siquiera para analizarse; no obstante, los representantes en la ONU acudieron y algunos abrazaron el llamado como suyo, otros, como los ingleses, objetaron “observaciones” o reservas, pero no podíamos esperar mucho de una nación que legalizó la piratería para enriquecerse y vive bajo un régimen monárquico. Hasta EU expuso con algún desenfado apoyo superfluo, pero por algo se inicia.

Andrés Manuel López Obrador explica el esfuerzo de México y cómo puede influir en el mundo. Aunque haya un trecho largo, la flagrante crisis tenía que rebotar en la cara de estos gobiernos simuladores, acaparadores, y usureros; seguro, aunque quizá no lo tomen en serio, las respuestas de China y Rusia dejaron inquieto a más de uno; ahí el gancho certero del mexicano.

“Estamos en decadencia porque nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el influyentismo y a costa del sufrimiento de otras personas […] Veamos, por ejemplo, lo sucedido con la distribución de la vacuna contra el COVID-19. Mientras las farmacéuticas privadas han vendido el 94 por ciento de las vacunas, el mecanismo COVAX, creado por la ONU, para países pobres, apenas ha distribuido el 6 por ciento; un doloroso y rotundo fracaso”.

Con esta base, cambia el paradigma de país receptor, que se ve “bonito” ante los ojos del mundo como objeto de colección o destino vacacional y se convierte en agente de cambio. México pone sus ojos en el acto del presidente ante el mundo y puede tomar referencia de la interacción entre iguales. Esta plática incómoda, como todas las pláticas incómodas, es necesaria y urgente; seguramente Anaya, digamos, no la habría puesto en la palestra por la naturaleza del sometimiento a cambio del dinero de un gobernante como él, y los quejumbrosos ecos de sus iguales se escucharán, seguramente, a lo largo de estos días.

(Foto: presidencia)


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Nacional
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