Miguel García Conejo

La celebración del día de muertos este dos de noviembre tendrá un matiz especial para las familias, no solo por la apertura de los panteones sino por el trago amargo que nos dejó la primera oleada de la pandemia del covid-19. 

Eso lo sabe Salvador Baca Beltrán, gerente de una funeraria en el valle de Toluca, quien reconoce la cicatriz aún abierta por la emergencia sanitaria, y es que, como nunca, la muerte caminó entre los hogares.  

“Jornadas que recuerdo, todas la líneas del teléfono no dejaban de sonar, todas nuestras carrozas salían a servicio, gente ocupada en el crematorio, en la recepción; todos haciendo lo que sabemos hacer para sacar pero llamadas a las tres o cuatro de la mañana todo el tiempo llamando”. Salvador Baca Beltrán, gerente de “Memorial Metepec”   

Con ello, un periodo sin tregua en que la demanda de cremación simplemente no frenó, esto en el primer pico de la emergencia.   

“Normalmente nosotros cremábamos durante el día, de nueve a nueve de la noche; en esta emergencia sanitaria duplicamos los horarios, trabajamos sin descanso en el horno crematorio y ahí nos estábamos dando cuenta que nadie estaba preparado, ni el país ni la sociedad”, agregó.

No solo fue el trabajo que no cesó, sino las imágenes cruentas de despedidas que no pudieron concretarse, adioses a distancia separados por la pandemia  

“Tenían ese dolor de que, al saber que no se podían despedirse normalmente, que cuando se despiden de causa natural, la gente se despedía con un grito, con un llanto, con un ‘te quiero papá’, ‘mamá estaré contigo‘. De lejos de 50 a 100 metros, que es donde está nuestro horno crematorio, de nuestro estacionamiento, es desgarrador, y eso es lo que se te queda”, relató Salvador.

Con ello, sostuvo que es innegable que esta pandemia nos cambió a todos, y las cosas, así como nuestra relación con la vida y la muerte, no podrán ser iguales tras ese trago amargo, por lo que el coronavirus nos dejará una marca a todos.    

“Bueno hubiera sido un caso por familia;  pero en ocasiones íbamos por tres o cuatro integrantes de la misma familia, imagínate el impacto”, concluyó.  

(Foto: Miguel García Conejo)