Aranxa Solleiro
Rodeados de una diversidad de colores anaranjados y amarillos, Silvia Blaz y su familia aseguran ser los únicos en el municipio de Metepec que producen cempasúchil, orgullosos de su labor y a su vez, preocupados debido a la baja venta que se ha tenido, no solamente por problemas pandémicos, sino por falta de preservación cultural.
Desde hace más de veinte años, Silvia emigró de Ixtlahuaca a la ciudad metepequense para buscar mejores oportunidades en el cultivo, especialmente por la difícil adquisición de flores en la urbe en épocas especiales como el Día de Muertos y Navidad, sin embargo, año con año considera que las tradiciones van siendo menos preservadas, viéndolo como un elemento lamentable para la población.
“Las flores de cempasúchil son muy importantes para estos días, pero la gente argumenta que prefiere comprarlas para los vivos y ya no para los muertos, entonces les deja de gustar y se nos queda.” Dijo.
A pesar de su entusiasmo por seguir cultivando la semilla, comparte también que la flor que mayoritariamente se vende y conoce es proveniente de países como Holanda y China, por lo que la semilla mexicana va produciéndose menos y por ende, se conoce escasamente por las generaciones.
De acuerdo a ella, su venta ha bajado poco más del 80 por ciento, yendo de 5 mil flores cultivadas en el año de 2019, a 2 mil 500 en el presente, de las cuales solamente ha vendido 500.
“También cada vez las vendemos más baratas para que la gente nos compre. Las macetas de flores de cempasúchil de semilla mexicana, que son las más pequeñas y de color muy fuerte de naranja, las vendemos a 10 pesos y las otras que son las más comunes, las vendemos a 15 pero, aún así se nos va quedando, porque realmente se ocupan más para adornar en las ofrendas y ya no todos la hacen.” Mencionó.
Su producción comienza desde el mes de junio y termina en el mes de septiembre, siendo su abono sin fertilizantes químicos que dañen a las flores, empero, menciona que la gran mayoría de los clientes busca flores de mayor tamaño, sin saber que son a las que más fertilizantes se les coloca.
“La gente me las pide más grandes, más frondosas pero no saben que la mayoría de ese tipo de flor es producida con mucho fertilizante químico que al final no le hace bien a la tierra.” Detalló.
Aún con las problemáticas y la competencia a su alrededor, persiste con alegría dentro de un mundo a donde ya se perciben colores rojos vino anunciando la llegada de la flor de Nochebuena que, inmediatamente terminada la temporada de los fieles difuntos, se expondrá en la parte exterior de su vivero.
Su ubicación se encuentra en Avenida Las Torres, casi esquina con Avenida Tecnológico, invitando a la población a ser partícipe de la tradición y ayudando a su labor.
(Aranxa Solleiro)
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