Aranxa Solleiro
Comer en el patrimonio de Toluca
Detrás de los abandonos en los edificios, se concentra la historia de una ciudad fustigada de memorias desde su fundación. Las paredes conservan la virtud de aquello que escucharon y por lo que se intuye, se convirtieron en historia, aquella que ahora viven los toluqueños que deciden degustar platillos de mil combinaciones de ingredientes, pues los inmuebles fueron apropiados por empresarios ambiciosos para hacer presunción de lo que se tiene: la casa de la familia tal, la tienda de raya de tal y así sucesivamente.
Las casas abandonadas, por palabra y aprecio de muchos -el Patrimonio Histórico de Toluca- han sido fuentes de vida turística y por consiguiente de empleo. Sin saberlo, cada día los hijos de la urbe, se rodean de columnas y ventanales que conservan más de 100 años de vida, enriqueciendo con ello la vida de los establecimientos.
Ejemplos se pueden dar: Moradores Restaurante, Restaurante Santa Mónica, El Buen Café, Restaurante Lusso, Restaurante Hidalgo, Café Huitzi, Chocolatería La Gloria, Restaurante Ciatro, entre otros que sin duda llenarían la cuartilla del presente texto, sin embargo, resaltan la magia que emana de la urbe toluqueña gracias a las facetas históricas y los personajes que en ella tuvieron que sustentarse.
Se dice, según los escritos de cronistas como Gerardo Novo, los cafés administrados por chinos fueron los primeros en la ciudad, siendo uno de ellos el actual Restaurante Hidalgo, ubicado en la calle con el mismo nombre frente a uno de los sitios de mayor relevancia histórica, cultural y turística: Los Portales. Las nuevas generaciones o, por lo menos generaciones de 20 años a la fecha, desconocen del dato, recreando en su imaginario un edificio construido solamente con el fin de contribuir a la imagen de Toluca y su crecimiento comercial.
El Café Lio se inauguró el año de 1927, terminando su servicio en 1965, de acuerdo a Carmelita Liho, hija de Don Liho, el creador y fundador del sitio, detallando que fue un guerrero ante la Revolución y tuvo que refugiarse en nuestra ciudad.
Mientras que en el mismo año el café Huitzi era la tienda de raya más concurrida por los habitantes de la urbe, entregando a aquellos que debían de trabajar arduamente, una serie de monedas para alimentar a su familia.
Moradores, pocos años después de la Conquista española, sirvió como casa de españoles, contando con capataces mexiquenses, entregados a un reinado que conllevó a la creación de un nuevo sistema feudal y por ende, de esclavitud, por dramático que sea el tema.
El café Lusso, exhibe y conserva una de las mejores casonas de la ciudad, haciéndolos acreedores de premios relacionados a la gastronomía y el turismo, pues un espacio patrimonial -aunque no sea calificado como tal oficialmente- debe de contar con una imagen pulcra, conservada y con adiciones que potencien su riqueza cultural.
Degustar cualquier alimento en la capital mexiquense, no debe ser visto solamente como un apoyo a la comunidad emprendedora, en tanto que la mayoría de los gerentes conservan una categoría de microempresarios, sino también, se auspicia a la protección de inmuebles que guardan pasajes importantes para la formación de las raíces de actuales residentes.
Si contemplamos 500 años de la fundación de la casa del Dios Tolo, no podemos dejar de manera desconsiderada las historias que de ella han surgido y ha conservado. La cultura de la ciudad no es solamente la difusión de eventos en donde contemplamos magníficos artistas, sino también la difusión de pasajes extraordinarios que nos enorgullezcan como residentes del espacio.
Un poco similar a lo que menciona Harvey en su geografía espacial y estudio de ciudades, la identidad no solo se elabora por la normatividad impuesta por quienes la componen, sino por los edificios que en ella se han construido y a los cuales les añadimos cierto valor sentimental por lo que representaron en su tiempo.
Pensar que así como se tienen 500 años oficializados desde el origen de una gobernanza, así mismo, se debe pensar en lo que nos une como citadinos y responsables de su conservación.
Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com
(Foto: Aranxa Solleiro)
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