Laura Barreal Danel
¡ ¡¡ Muy estimade lectore!!! Es para mí un gusto poder saludarle y desear de todo corazón que Usted y los suyos se encuentren bien, gozando de salud en un momento crítico de la pandemia en el cual, es un “deber indispensable” cuidarnos todos, tomando toda clase de medidas que nos permitan evitar contagiar y también, ser contagiados, estando conscientes de que vivimos en comunidad y que “cuidarnos a nosotros mismos, es también cuidar de los demás” previniendo la propagación del virus y así contribuir a que éste no sufra mutaciones que lo conviertan en un virus más agresivo y peligroso. Le agradezco el tiempo y espacio que en su agenda dedica a la lectura de las siguientes líneas, en las cuales daremos continuidad al tema de la filosofía en relación con la pandemia.
Me permití hacer algunas indagaciones sobre el tema, para dar continuidad al asunto que tratamos la semana pasada acerca de cómo es que ésta pandemia por la que nos toca pasar se encuentra en relación con la Filosofía, que a veces imaginamos que es algo que solamente es para personas muy preparadas y que han estudiado mucho.
Es verdad que existe la Licenciatura en Filosofía como opción de carrera universitaria y quienes la eligen dedican su tiempo al estudio y a la lectura de los filósofos de la historia. Sin embargo, nos vamos a dar cuenta de que la capacidad de “raciocinio” con la que cuenta la persona humana nos permite “discernir”(que consiste en distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas), para ir más allá de lo que se presenta fácil y cómodo, a través de procesos de reflexión personal, e incluso familiar para realizar análisis de temas simples y sencillos que la vida cotidiana nos ofrece, esgrimir los propios argumentos y escuchar los de los demás, evaluando y llegando a conclusiones que nos aporten respuestas a nuestras dudas y así, aclarado el panorama lograr la capacidad de tomar mejores decisiones respecto a las diferentes circunstancias que nos toca vivir.
Descubrir nuestro talento de reflexión contribuye en gran medida, entre otras cosas, a comunicar nuestros pensamientos y se convierte en una valiosa herramienta para el aprendizaje.
En mis pesquisas sobre la temática que nos ocupa me encontré con interesantes aportaciones que los profesionales en Filosofía están haciendo con motivo de la pandemia. Y que me gustaría compartir con Usted.
Considerando que la Filosofía analiza, busca conexiones, se hace las preguntas de más difícil respuesta: ante una pandemia sin precedentes, expertos en este campo no han dejado de reflexionar sobre las posibles consecuencias en el devenir de la humanidad de un evento histórico.
Es así como el Maestro Roberto R. Amarayo, del Instituto de Filosofía del CSIC, decidió hacerlo con un afán constructivo. En su artículo “Reflexiones desde la filosofía: lo que el COVID puede enseñarnos”….., Aramayo se pregunta si un reto planetario como el actual podría servir para algo bueno. No sólo para recordarnos la importancia de invertir en ciencia y salud, y obligarnos a un necesario replanteamiento de nuestras prioridades (colectivas y personales), sino sencillamente obligándonos a sacar lecciones positivas, a aprender de lo sucedido y vivido, y trascender las lecturas catastrofistas!!!
Asimismo, el autor del artículo mencionado se refiere a lo que se ha llamado……………….. “Posverdad: ¿la estupidez de siempre?”
Y refiere que, en el año 2020 también ha habido pensamiento más allá de la pandemia. Y subraya al respecto, algo que todos podemos constatar en los tiempos que estamos viviendo y se alude q que, uno de los temas que más ha preocupado, y sobre el que más han trabajado los filósofos en todo el mundo, corresponde al de la “posverdad” y el impacto político y social que tienen los medios de comunicación digitales y en particular las redes sociales.
Sin duda, tema neurálgico de la era digital en la cual nos encontramos inmersos y que, si no reparamos en reflexionar sobre la conveniencia o no de dejarnos atrapar por los “encantos” de ésta moda, a través de discernimientos previos, para elegir lo que verdaderamente contribuye a una mejor comunicación y desde luego, a la eficiencia en cuanto al trabajo en casa, que se ha adoptado como una realidad a la que nos ha llevado el confinamiento, como medida para evitar la propagación del COVID-19, seremos presas fáciles de la manipulación mediática.
Escenario que nos abre a la importancia que representan los procesos personales de “reflexión” a fin de desarrollar la competencia de valorar los diferentes escenarios, así como, de tomar resoluciones de las cuales tengamos la certeza de que son las más acertadas……. Ejercicio que, en la medida en que lo practiquemos, más facultados estaremos para habituar el raciocinio al ejercicio de la “reflexión”, desarrollando entonces el talento de tomar mejores decisiones cada día, cuyo fruto será una vida, más plena y consciente, siendo más dueños de nosotros mismos.
Por su parte, el Maestro Agustín Arrieta, de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), nos ayuda a comprender los peligros de esta tendencia hacia la “posverdad”…… Estableciendo el germen de este concepto en los escritos de Harry G. Frankfurt, Hannah Arendt, y Lee McIntyre, Arrieta explica cómo la “actitud de desprecio hacia la verdad y lo que la rodea (los hechos, las pruebas, la objetividad, la evidencia) fomenta la aparición de afirmaciones tan preocupantes como que “la objetividad no existe” o actitudes negacionistas frente a las verdades científicas. Por eso, sostiene Arrieta, La “posverdad” es más peligrosa que la mentira.
Los filósofos han anotado que, una de los causantes de la “posverdad” es un mal tan antiguo como la humanidad. En… ¿Qué es la estupidez?..., Antonio Fernández Vicente, de la Universidad de Castilla La Mancha, la define de la siguiente manera: “son las personas convencidas de estar en lo cierto. Su fanatismo, responsable en buena medida de la polarización ideológica que nos rodea, se propaga especialmente en los mensajes breves y unidireccionales de Twitter y Facebook”.
Y hacen un señalamiento……La estupidez es peor que la maldad: hiere sin ni siquiera reportar un beneficio al que lo hace. Estúpido es quien rechaza la autocrítica y la duda. Termina con una recomendación: ya que la estupidez siempre insiste, deberíamos acudir al único antídoto posible, y hacernos, cada cierto tiempo, una pregunta imprescindible: “¿Y si estuviese equivocado?”.
En dicha conclusión podemos observar la relevancia de la virtud de la “humildad”, de la cual ya hemos tratado en pasadas ediciones. Tan necesaria para que seamos capaces de reconocer, entre otras cosas, nuestra imperfección, así como, la fragilidad humana frente a los acechos, en éste caso, de un microorganismo que tanto daño está perpetrando a la humanidad entera y frente al cual, nadie está exento.
Muy estimado(a) lector(a)!!! Es la Filosofía una ciencia que nos permite llegar al origen de muchos y variados temas, inicialmente a la pregunta de ¿quién soy yo? y muchas más, y que a través de la reflexión nos capacita para hacer frente y resolver diversos y variados enigmas, desde lo más sencillo y cotidiano, favoreciendo el crecimiento y el desarrollo personal, hacernos dueños de nosotros mismos y capacitándonos en la toma de decisiones, en una actualidad en la que resulta tan conveniente la despersonalización y la masificación, para los intereses económicos que mueven el orbe y que hoy la pandemia nos brinda ocasiones muy valiosas, como espacios de tiempo, por ejemplo, para “elegir” recuperar nuestra individualidad, única e irrepetible, haciendo “elecciones personales” desde la propia capacidad de “discernimiento”, sin importar si seguiremos perteneciendo o no a una “elite” que al final del día, nadie resolverá nuestras dificultades personales y económicas.
Y…¡ Hasta la próxima!
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