2021-07-11-brujula-sociopolitica-23

Brújula sociopolítica

Eduardo  Jaramillo  Rodríguez

Presidente del Consejo Académico Ciudadano para la Calidad Pública

Los trastornos post Covid19 y la necesidad de emprender acciones sostenibles

El trastorno por estrés postraumático, es un trastorno que algunas personas presentan después de haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso. Los problemas habitualmente comienzan en los tres primeros meses después del incidente traumático, en relación a los síntomas para poder diagnosticarlo sabemos que deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones personales o el trabajo.

Los síntomas en el adulto van a ser al menos durante un mes las siguientes: a) Al menos dos síntomas de hipervigilancia y reactividad que se reflejan en  alarmarse fácilmente, sentirse con tensión o accesos de ira o dificultades al dormir. La hipervigilancia suele ser constante dificultando la concentración para descansar, comer o hacer las tareas diarias. b) Al menos dos síntomas de alteración del estado de ánimo o síntomas cognitivos: problemas en el recuerdo de detalles importantes de la experiencia traumática, pensamientos catastrófico sobre uno mismo o el mundo, sensación de culpa o remordimiento y /o falta de interés en las actividades placenteras

Sería necesario señalar en este apartado que los síntomas pueden producir que la persona que los padece se sientan aislados de los demás, amigos o familiares, como ensimismados por el recuerdo de la experiencia traumática. c) Al menos un síntoma de evasión: querer estar lejos de los acontecimientos, los lugares o los objetos que traen aparejado el recuerdo lo traumático, evitar el pensar o el tener cualquier sentimiento relacionados con el acontecimiento traumático.

Aquí habitualmente ponemos el ejemplo del accidentado en carretera que rechaza volver a conducir un coche. El símil en este caso, sería diferente para cada uno. d) al menos un síntoma de reviviscencia: volver a vivir emocionalmente el recuerdo traumático (“flashbacks”) en bucle, incluso con síntomas físicos como sudoración, taquicardia, agitación en la respiración, tener pesadillas o despertarse con angustia y pensar de manera catastrófica, una sensación de miedo.

No obstante, es lógico que después de una situación estresante se generen algunos de estos síntomas, si ellos desaparecen unas semanas después del acontecimiento estresante. Tendríamos que catalogarlos como trastorno del estrés agudo. La diferencia en la gravedad y la persistencia de los síntomas se puede explicar en algunas ocasiones, por trastornos psicológicos previos como depresión, drogadicción u otros cuadros ansiógenos. Los más expuestos a dicha sintomatología van a ser el personal sanitario tales como médicos, psicólogos, enfermeros y auxiliares. Incluso  después tres años del aislamiento se han mantenido episodios de estrés postraumático.

Se tienen referencia de que  de un estudio realizado en Pekín arrojo que, de 10  profesionales sanitarios que atendieron directamente en la epidemia en Wuhan, un tercio padeció algún tipo de problema psicológico.

Este es un contexto inédito en el mundo, las comparativas que usamos entre continentes y países sirven a modo de reflexión pero no podemos saber con exactitud la gravedad o la levedad de las secuelas psicológicas en nuestra población. China tenía antes de la crisis 100 millones de personas con problemas psiquiátricos y 54 millones con depresión. No obstante, sí sabemos que la población más expuesta tiene más riesgo de padecer un trastorno post-traumático, un trastorno por estrés agudo o alguna sintomatología ansiógena en función de los factores de riesgo y los factores protectores. Además el elevado número de muertes de seres queridos en relación a otras épocas de nuestro país, sin poder hacer los rituales de despedida simbólicos y necesarios, (los velatorios y entierros han quedado postergados o reducidos a no más de tres personas) llevará a hacer un duelo prolongado a muchos de sus familiares que pueden derivar en estados de ánimo depresivos

Las acciones emergentes que deben ponerse en marcha de manera sostenible, van desde el auxilio psicológico vía telefónica hasta terapias personalizadas que incluyan grupos de edades,  sectores y segmentos sociales debidamente seleccionados a fin generar un proceso permanente de readaptación a la nueva realidad post Covid; este trabajo debe ser propio de los consultorios, clínicas, y pequeños hospitales comunitarios, donde deberá estar involucrada la comunidad entera.

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