Ramón Cuevas Martínez
“Una mala gestión habla por sí sola, pero una buena gestión tiene que ser comunicada”.
Son tiempos de nuevas competencias para los empleados públicos. En la antigua Roma se estableció por primera vez la necesidad que tienen las instituciones públicas de comunicar a la ciudadanía el trabajo cotidiano.
En el año 59 a. C., Julio César ordenó que las obras diarias del Senado(acta diurna, commentaria Senatus) fueran hechas públicas; después César Augusto prohibió la publicación, aunque las acciones del senado continuaron siendo registradas y podían leerse con autorización especial.
También hubo anotaciones públicas (acta diurna urbis, "minutas diarias de la ciudad") de los acontecimientos de las asambleas populares y los tribunales.
Esta práctica de comunicar tiene que ser reinventada por las administraciones públicas, ya no es suficiente señalar en periódicos oficiales el acontecer diario, hay que traducirlo en lenguaje ciudadano.
Una mala práctica de la comunicación gubernamental es valorarla sólo cuando esta implica justificarse ante una crítica que pueda manchar la reputación institucional o personal, olvidando que a la gobernanza le es inherente un ejercicio constante y permanente de establecer canales de interacción comunicativa entre servidoras y servidores públicos con su ciudadanía. Lo que la política descompone, la comunicación no lo repara, reza el adagio popular de los especialistas en comunicación social.
Si la comunicación tradicional parecía una tarea complicada para los gobiernos, adaptarse a las nuevas herramientas y mecánicas de comunicación resulta un reto mayor; ya no puede decirse que la comunicación es bilateral, porque hoy en día los canales de comunicación implican interconexiones entre los stakeholders (partes interesadas), es decir, lo que se haga o deje de hacer debe ser informado: 1) al interior de la propia administración pública; 2) con la ciudadanía; 3) a organizaciones privadas que se vean afectadas por las decisiones gubernamentales; e inclusive 4) a otras instancias o dependencias públicas.
En otras palabras, la nueva comunicación gubernamental, además de informar, debe establecer canales de comunicación efectivos.
La llegada de las redes sociales marcó un hito para la comunicación gubernamental, se hicieron la herramienta preferida de los gobiernos locales, estatales y municipales, pero no supieron adaptarse a ellas. Un primer error fue creer que la mecánica iba a ser la misma que en los medios tradicionales, que la gente no aprovecharía estas nuevas herramientas como oportunidad para descalificar sus gestiones. También se equivocaron en establecer a las redes sociales como único medio de difusión de información, actuando como si todas las ciudadanas y ciudadanos tuvieran acceso a ellas.
Un error aún peor, fue usar a las redes sociales para posicionar su imagen política, cuando verdaderamente lo que a la ciudadanía interesa es conocer los resultados de una administración. El enfoque de administración gubernamental para resultados propone como etapa final del proceso, que se informe a los stakeholders lo que se hace, pero más importante aún, lo que se está logrando con ello.
Cuando se trata de comunicación gubernamental, no hay que olvidar dos cosas: 1) poco importa saber cuántos apoyos o estímulos se entregaron, pero conocer su impacto real en los beneficiarios es fundamental; y 2) el que mucho explica, complica.
*Consultor en Gobernova
@CuevasRamon contacto@gobernova.com.mx @gobernova www.gobernova.com.mx
Categoría: Nacional |
Etiquetas:
No hay etiquetas asociadas a éste artículo. |
Vistas: 68 |