Laura Barreal Danel
¡¡¡¡Muy apreciadx lectorx!!!! Con el placer de saludarle y desear que Usted y los suyos se encuentren gozando de buena salud, me permito expresar mi gratitud al tiempo y espacio que dedica a la lectura de ésta columna, en la cual ya contemplamos tiempos que se avecinan y que nos llevan a considerar…….¿cómo volver a la nueva normalidad?
Es verdad que la pandemia ha dejado en cada uno de nosotros innumerables lecciones y aprendizajes que sería necesario traer a nuestra conciencia para no desaprovechar la inédita oportunidad que la crisis del coronavirus ha representado para la humanidad y en particular, para cada uno de nosotros, los seres humanos que habitamos el planeta.
Entre mis búsquedas sobre el tema que hoy nos ocupa, me topé con una publicación de la UIC, Universidad Intercontinental…… “Ventanas de Esperanza. Problemas filosóficos, teológicos y culturales derivados del orden social pospandemia”….. descubriendo que el Pbro. Raúl Ibarra Hernández, en la presentación del texto subraya que es verdad que al inicio vimos este fenómeno de la pandemia como un problema cuya solución estaba en las decisiones de la autoridad oficial y sanitaria. Hoy, nos damos cuenta que buena parte de su adecuado manejo y protección tiene que ver con la modificación y readaptación de nuestros modos habituales de convivencia y de higiene en todos los ámbitos de nuestra vida, dígase el personal.., familiar.., laboral.., social.., entre otros, para evitar sus efectos letales. La parte central de su propuesta, se refiere a que no se trata de la vida en abstracto, sino de la propia vida, la de los nuestros, la de la propia familia, la de las personas que amamos y, en una conciencia más amplia, la de la sociedad a la que pertenecemos, la de la humanidad que formamos, la del mundo en que vivimos.
Reflexión que interpela nuestra conciencia personal respecto a….¿cómo nos incorporaremos a la nueva normalidad una vez que salgamos de la pandemia?......¿Habremos aprendido las lecciones?....¿Consideraremos acaso la necesidad de replantear la escala de valores que hemos elegido?.....¿Estaremos dispuestos a realizar cambios en nuestro modo de vivir?....
La reflexión que hace el Pbro. Ibarra, nos invita al discernimiento sobre nuestra ineludible responsabilidad y participación individual y como familias en la construcción de una sociedad en la cual impere un tejido social fortalecido, caracterizado por la seguridad, la paz y la armonía que se vive en ella y, por el contrario, su debilitamiento da pauta a la generación de nuevos problemas sociales que obstaculizan el desarrollo individual y colectivo.
Si no deseamos escuchar más noticias sobre la inseguridad; el incremento en el número de homicidios; el aumento en las adicciones y en el porcentaje de abusos sexuales y violaciones; la violencia en la vida familiar; la desconfianza en las relaciones sociales y en la actuación de las autoridades……Siendo éstas sólo algunas manifestaciones de la descomposición del tejido social, cuya construcción es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos y de la vida familiar. Pues, es la familia la célula de la sociedad; comunidad de amor y vida, como la llamaba San Juan Pablo II; primera escuela de valores; espacio en el cual la persona nace, crece, se desarrolla y muere con la dignidad que le es propia.
El tejido social que por definición, es un elemento fundamental para garantizar la gobernabilidad y el bienestar de los habitantes de una entidad. Éste, refleja el grado de pertenencia, solidaridad y cohesión existentes en un grupo de individuos.
Es necesario detenernos a observar que una sociedad en la que impera un tejido social fuerte se caracteriza por la seguridad, la paz y la armonía que se vive en ella. Por el contrario, su debilitamiento da pauta a la generación de problemas sociales que obstaculizan el desarrollo individual y colectivo.
Se sabe que también, el deporte y la cultura son componentes indispensables que le dan fortaleza al tejido social ya que, a través del primero se promueve la sana convivencia, se adquieren valores socialmente deseables y se contribuye a la transformación social favorable. De igual manera, la cultura refuerza los lazos entre las personas, contribuye a conformar el capital social, estimula la creatividad como elemento fundamental para el desarrollo humano, así como también promueve la confianza y la creación de vínculos de inclusión y participación. Además, la cultura genera identidad y pertenencia.
Por su parte, el Pbro. David Felix García, en su participación en la publicación acota que, además de las medidas de sanidad que se han tomado, la pandemia representa una gran oportunidad para que la política se centre en las necesidades de todos los ciudadanos y en todas sus dimensiones; no sólo en la salud y la economía, sino desde una perspectiva que el Papa Francisco ha puesto en primer plano: escuchar “el grito de los pobres de nuestro planeta gravemente enfermo” y elegir lo que verdaderamente cuente, lo que es esencial para cada uno de nosotros.
Asimismo subraya que en ésta pandemia, hemos estado llamados a tomar conciencia de éste gran problema que nos ha amenazado, preservando lo más preciado que tenemos, lo que nos ha sido dado, la vida misma.
Me permito hacer hincapié en que no se trata solamente de preservar y cuidar la propia vida, sino también la de los demás y la del medio ambiente que nos rodea y que merece el respeto y el cuidado para conservarlo como lo hemos recibido o aún mejor, para heredarlo a las futuras generaciones.
¡¡¡Estimadx lectorx!!!...... Ha llegado el tiempo de comenzar a pensar en.. Volver a la nueva normalidad, asumiendo el compromiso sobre las lecciones que el COVID 19 nos ha ofrecido para elaborar los cambios que consideremos necesarios en nuestra habitual manera de vivir y, volviendo a lo esencial, le demos la importancia que merece educarnos y educar para ser personas solidarias, fraternas, procurando el bien común, iniciando una cultura de la prevención en cuanto a nuestra salud y la de nuestra familia, en sentido físico, afectivo y también en nuestra vida espiritual. Con la convicción de participar en la construcción de una mejor sociedad y una mejor humanidad, fomentando comunicación, unión, ayuda mutua y muchos otros valores, que contribuyan a estimular la regeneración del tejido social.
Y¡¡¡¡Hasta la próxima, queridox lectorx !!!!!
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