2021-05-16-como-cenizas

Como cenizas

No atendí aquel graznido alarmante: 

estaba adentro del carro, 

ahí era donde quería estar. 

Iba atrás del copiloto, 

capturaba las líneas blancas de la carretera 

que la facia devoraba a 180. 

Salimos de una galera escandalosa y llena de santos 

con piñas de cabeza 

sabor madera fermentada 

nuevos afectos sobre dopamina 

    como cenizas en la boca del estómago 

                 que se posan sobre ojos descentrados 

                              y se exhalan desde el anticongelante tapado  

          cuya lengua dice 

     s       t   

     á    

            s 

v  

    i       

         v     a 

como cenizas 

se abre un portón hacia un muro que esquiva la defensa 

y sus altas son realmente intermitentes, 

sus luces, más que calaveras de reversa, 

cristales estampados 

en la corteza de un tule legendario 

e  

     s       t   

     á    

            s 

v  

    i       

         v     a 

como cenizas 

cuyo escape se meaba en zona prohibida. 

Su humedad quedó grabada en las burbujas del asiento  

combinando mi olor con vestigios de vómito 

el acelerador me remite 

con pisadas de clavo 

un baile arrítmico 

–¡desde ese entonces, fíjate!– 

de un principito que salta a soldado de plomo 

y que pintaba también la línea blanca en su concreto 

e  

     s       t   

     á    

            s 

v  

    i       

         v     a 

lo cuento  

mirando de soslayo la nostalgia 

con mi mirada descentrada  

                            sorprendida en su reflejo 

en donde 

ahora 

cuando mis zapatos no soportan  

el ardor del sol en el cemento 

lo que más deseo es poder  

extenderme a cuatro llantas 

a 180 

y conducirme a su voz.  

Este poema surgió en una asociación libre colectiva, como si de 1 a 2 hubiera surgido un decimal que, a su vez, se dividió en partes infinitas. Así veo la memoria. El ejercicio del recuerdo y su escritura es algo para mí muy valioso, pero más valioso es cuando se comparte con diversos números que no son unx.

Aída Escobedo(Puebla, 1991) es licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica porla BUAP y maestrante en Teoría Crítica y Psicoanálisis en 17, Instituto de Estudios Crí-ticos. Forma parte del taller de poesía de la revistaGrafógrafxs


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Nacional
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