Luis Sánchez
No es preciso decir que hay un riesgo latente de intervencionismo, es más certero afirmar que durante raras etapas –cuando un gobierno es “quedabién” del imperio- E. U. A. “respeta” las políticas interiores de alguna nación; mas la que ose desarrollar políticas adversas (o simplemente pretenda ser soberana) se convierte en blanco de algún ataque “sutil” de los gringos. No bombardearían “lo suyo”, como en oriente (“ahí lo que importa es el petróleo, América nos da el resto”, dirán).
La Organización de Estados Americanos, OEA, se fundó en 1948 más bien para ser un observatorio de buena conducta. Si el presidente de algún integrante se convertía en una piedrita en el zapato, bastaba aprobar un golpecito de los mandaderos del imperio dentro de la estructura. Así Cuba, Nicaragua, Chile, Honduras, El Salvador y básicamente toda América ha sufrido derrocamientos “internos” contra movimientos democráticos. Uno de los casos más recientes: Bolivia, donde finalmente triunfó la voluntad popular (o eso parece), no sin una etapa de secuestro del gobierno por Áñez y anexas.
(Aquí quiero precisar que quienes no se dejen simplemente son expulsados, bloqueados y “hambreados” por la bota de siete leguas. Caso de Cuba, del que tal vez ahonde después, por el momento baste decir que como no pudieron “comprar” a Fidel Castro tras vencer al gobierno de Fulgencio Batista, impuesto por los nobles estadounidenses, pues nada más lo anularon… “ay del que se atreva a si quiera mirar la isla porque sufrirá las consecuencias”, supuso la OEA en 1962
Hoy preside la organización Luis Almagro, presunto “izquierdista moderado”, más siniestro por su actuación criminal que por su perfil político. Alegó, antes de la irrupción de Áñez, elecciones sucias en Bolivia para que no se viera feo que el ejército obligara a Evo Morales a renunciar. Este prodigio de la democracia también sugirió un ataque armado (estadounidense) contra el presidente venezolano Nicolás Maduro por su totalitarismo… claro, como una guerra es más democrática, pues… no falla la lógica.
En una intervención memorable ante la OEA el 22 de octubre de 2020, el representante mexicano, Maximiliano Reyes Zúñiga, fue tajante en denunciar que “la secretaría general utilizó de manera facciosa a la misión de observación electoral para denunciar prematuramente un supuesto fraude que nunca existió. […] La secretaría general de la OEA no está para calificar elecciones o gobiernos. Por eso México sugiere al señor Luis Almagro someterse a un proceso de reflexión y autocrítica a partir de sus acciones en contra de la Carta de la OEA y por lastimar la democracia de Bolivia. Mi país denuncia el afán del secretario general de intervenir en los asuntos internos de nuestros estados y de lastimar nuestras democracias”. Me gustaría transcribirla completa, pueden buscarla en Youtube como “Intervención del representante de México ante la OEA, referente a Bolivia”.
El pasado miércoles el priista De la Garza pidió apoyo a Luis Almagro. Esto abre la posibilidad de una intervención "al estilo americano" en las elecciones, similar a lo sucedido en Bolivia con la usurpadora Áñez. Se supone que ante organizaciones del calibre de la Organización de Estados Americanos no hay manera de entablar un diálogo sin antelación y claro, sin un tema verdaderamente relevante, no por la denuncia durante elecciones estatales. No es precisamente un diplomático este candidato regiomontano.
A los derechistas les urge establecer un imperio, o más bien ser súbditos de un imperio aunque se sientan "realeza"; les apasiona decirse príncipes aunque los traten como esclavos, que lo son voluntariamente. El golpe va en serio, lo están anunciando; ya aceptaron que son un solo partido, que no tienen un proyecto más allá de conservar sus privilegios y la política de saqueo… y los defenderán como perros con tal de recibir la palmadita en la frente de sus amos del norte.
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