Daniel Cortez

Historias Inconclusas

No tuve barcos que naufragarán en las playas de un verso, fue un clamor voluntario a la rendición del eco que vomita flores en lo salado de un sentimiento sin pasión, sin sueños, sin fe. Arranqué de mi alma detalles que marcaron mi pasado, los funerales habían dejado un camino de espinas; después recobré la sangre ahogando mi dolor en los pétalos que habían perdido su color.

Zurcí mi interior con un poco de nostalgia y fuego, la cirugía había quedado perfecta no había huellas en la arena, ni olas en esta marea; Oré paganamente un “Fiel a la locura” para resistir, volví a ser fragmentos de historias inconclusas en la pradera de una libreta marcada de cicatrices. No volví a llorar, las páginas del libro de mi vida habían gastado la sal, en otra quimera…

Sales y Miradas
Vago por la cercanía de un poema, de signos que forman paisajes, situaciones cálidas y a la sombra del deseo deja que los pétalos seduzcan mis manos en forma de letras, con las cuales construyo lugares para existir, versos para respirar y uno que otro punto suspensivo para descansar.

Suelo atentar contra la verdad cuando intenta engañarme, han pasado muchos trenes en la estación donde preferí dejar partir a las personas en la inconciencia de redimir mi libertad. Ya no vendo flores en palabras, ni regalo ilusiones, esa práctica la dejé de lado cuando vi mis manos desgarradas al no saber contener impulsos. Tiendo a dar momentos; ser fiel en lo efímero de una cita y guardar el tiempo en un reloj de arena.

Es simple… el misterio traspasó la mirada dejando sensaciones en lugares más tranquilos sin afectar el silencio, así aprendí a seducir mariposas sin cortarles las alas: volé, vuelo y volaré con ellas. La magia sigue siendo una plaga de lugares inconclusos debajo de unas sábanas, una adicción a sales y miradas.