Lucio Ramírez Medina 

¿Cómo Definen los Psicólogos a un Gobernante Demagogo?  

Con Donald Trump como presidente del país más poderos del mundo, se globalizó el concepto del populismo y se visibilizó al resto de gobernantes demagogos, para describir a quien concentra todo el poder nacional en la figura presidencial y controla la opinión pública a partir de imponer una retórica mediática basada en soluciones fáciles a problemas complicados, sin un sustento válido en la realidad.  

Es a partir del caso Trump que los especialistas en Psicología se han dado a la tarea de explicar los comportamientos de este tipo de gobernantes, a quienes definen como conductores sociales con una imperiosa necesidad de sentirse respaldados por la masa para asumirse fuertes, por lo que no podrían sobrevivir sin el aplauso, el reconocimiento y el contacto físico de la gente.  

La fuerza de este tipo de gobernantes, explican los psicólogos, radica precisamente en el aplauso, en la exaltación y en la aprobación cotidiana de la masa, pues de otra manera ellos mismos dudarían de sus decisiones, muchas de las cuales carecen de sustento en la realidad, porque precisamente su sentimiento de poderío resulta de la reacción efusiva de quienes escuchan en la plaza pública, se contagian de su efusividad y creen a cabalidad sus soluciones mágicas. 

Explican, entonces, que se trata invariablemente de personalidades narcisistas, a quienes sus propias palabras les suenan como la máxima sabiduría y la verdad única en los temas que abordan, pero que sin embargo para creerse, vitalmente requieren que primero otros lo crean y para eso les sirve la aprobación masiva. 

Aseguran los profesionales en Psicología que se trata también de personalidades profundamente débiles e inseguras puesto que sus argumentos no son producto de una convicción racionalmente fundada, sino que lo son más bien de sus deseos emocionales y se basan en un sentimiento de grandeza, de poderío, pero necesariamente avalado y confirmado por sus seguidores.  

Explican que tan es así que para los demagogos la prueba de verdad en lo que dicen y hacen, reside en el aplauso y no en la coherencia interna de las propuestas mismas. Para ellos, el aplauso es lo que confiere verdad a las cosas.  

Un gobernante demagogo no puede desarrollar ni propagar ideas sin el aplauso. 

*Licenciado y Maestro en Periodismo   

lurame_3@hotmail.com  @luciorm