PRESAGIO ® 

Daniel Cortez 

El clima siempre es cambiante en esta ciudad tan fría, en la cual, los suspiros tienden a morir prontamente en los latidos. Se hallan en la memoria las habitaciones vacías de cuerpos desnudos, los fantasmas se han ido escapando celosos de que los labios aprendieron a invocar deseo si guardar alguna emoción. 

El aire estático de mi autonomía se ató a esta camisa de fuerza, descubrí brevemente en otros libros que el amor no lo puede todo, y ese texto que habla de magia, puede dejarnos sin alma. Para bien, para mal, el destino tomó los caminos y dio el lugar donde nos anclamos para no ahogarnos. 

Así se fueron secando las lágrimas en el desierto fugaz de una mirada que perdió brillo, las cartas habían augurado un destino incierto en la séptima vida, que en un acto de defensa propia; las huellas del tacto dejaron de invocar las espirales de una caricia. 

Guardé la cordura del caos en mi cabeza, omití que el tiempo es relativo marcando cada vestigio con cierta amnesia para encontrar indiferencia, ya no espero que llegues, aunque tu libertad te traiga hasta aquí, al contrario, sólo sigue el camino, no ocultes lo que es tan bello como seguir los sueños en el viento. 

Pude haber sido tu luna, orilla y ola. Hubiera podido ser otra estación en tu vida, donde los trenes llevaran el tiempo en armonía para llegar al lugar correcto, ser más que una noche de otoño llorando hojas, en espera de las tardes grises de invierno, donde un día, tomé tu mano.  

Me hubiera gustado ser el clima cambiante de esta ciudad.