2020-11-02-la-onda-plana-53

La Onda Plana 79

Suicidio energético

Eric Rosas 

Desde la más reciente Asamblea General de las Naciones Unidas realizada en septiembre pasado, cuando Xi Jinping, el jefe de estado chino, anunció que su país buscará revertir la tendencia de crecimiento en sus emisiones de gases de efecto invernadero en el 2030 y convertirse en una economía libre de carbono para el 2060; otras naciones han hecho anuncios similares. En Japón, el sucesor de Shinzo Abe, Yoshihide Suga, comprometió en octubre pasado que la nación del sol naciente logrará lo propio para 2050, fecha límite que también estableció en marzo pasado la Unión Europea como su objetivo para tal fin. Y, de ganar Biden las elecciones presidenciales, es altamente probable que una de sus primeras acciones sean el retorno de los Estados Unidos de América al Acuerdo de París, con lo que vendría el consecuente compromiso para alcanzar su neutralidad en emisiones de carbono. De esta forma, las economías más importantes del orbe estarían todas alineadas en una tendencia que parece irreversible: la eliminación del uso de combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica, que por ahora representa alrededor del 85 % del portafolio energético en el sector industrial, a nivel mundial.

Es por todas estas señales obvias, que varias empresas petroleras en el mundo están comenzando a migrar sus negocios hacia otras formas de generación de energía. Y es que, por ejemplo, desde 2018 ExxonMobil ha experimentado una caída del 60 % en su capitalización, mientras que, en nuestro país vecino, por ejemplo, la compañía NextEra se ha convertido ya en la líder en generación de energía eléctrica solar y eólica. Todo esto contrasta fuertemente con el anuncio que hace unos días se hiciera en México de que la Comisión Federal de Electricidad ha garantizado la adquisición de carbón para seguir produciendo energía eléctrica. Y también enfatiza el contrasentido de las decisiones del gobierno federal, de insistir en rescatar a una empresa como Petróleos Mexicanos, cuando acaba de anunciarse que sigue perdiendo cantidades estratosféricas de dinero: 562 mil millones de pesos en el primer trimestre de 2020 y 44 mil millones de pesos en el segundo, para acumular un retroceso superior al 243 % al 30 septiembre.

Con tales cifras y hechos contundentes, no es una casualidad que los capitales extranjeros sientan reservas respecto a las políticas energéticas que está intentando implementar la administración actual. Cuando todo el mundo – literalmente – se mueve en un sentido y nuestro México insiste en caminar en el opuesto, la probabilidad de estar tomando la decisión correcta se reduce al mínimo. La consecuencia de tal visión no podrá ser exitosa en ningún sentido, pues si la tendencia energética global apunta en una dirección, todo el mercado comenzará a alinearse en consecuencia, y aquellos empecinados en mantener negocios del pasado, sólo comenzarán a ver la pérdida constante y creciente de su negocio, y arrastrarán a la economía mexicana a una pérdida de competitividad que terminará por consumirla en pocas décadas. Peor aún será el escenario por venir, si a esta negación de la realidad, se suma la constante violación de acuerdos internacionales en materia energética. La carta enviada por congresistas estadounidenses, protestando ante las acciones proteccionistas que ha tomado la administración del presidente López, y que claramente resultan violatorias del los acuerdos alcanzados en el T-MEC, puede iniciar un aislamiento mortal para México.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

e.rosas@prodigy.net.mx

Twitter: @DrEricRosas 


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Nacional
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