PUNTO Y APARTE ® 

Daniel Cortez 

Pasan los vientos y se van llevando las hojas secas, resacas de una temporada atípica en las pulsaciones, no hace falta ver atrás para reconocer que la vista debe continuar en busca de la claridad. Las noches se han vuelto estrelladas en lo azul del firmamento que condena a muerte los sueños, es difícil explicar esa dualidad que maneja la noche, que parece perecer en nuestros sentidos y nos ayuda a respirar al comenzar el día. 

Concurridas son las avenidas en las arterias que dan existencia a mi locura, no olvido que la pasión persiste a cada paso que doy contaminando los músculos cuando les doy un motivo; es fácil renombrar la sangre para nacer del fuego y llenar al corazón de tierra encontrando de nuevo vida, las lágrimas siempre serán agua de riego en el incesante caudal que alimenta las palabras, aquellas que siempre toman de estandarte las huellas del ayer y descubren un horizonte.  

Así que este otoño se convierte en mi génesis, en un alma libre con la complicidad del aire. Iré donde encuentre la brisa suficiente para entender la humedad más allá de unos labios, y daré las piruetas necesarias hasta llegar al destino en el cual descubran mi nombre.  

No soy un mar en busca de orilla, ni soy los puntos suspensivos de una añeja historia, por ello recojo los jirones de melancolía que estaban debajo de los pies, les sonrió un poco, los despido como se merecen. El clima es bueno para encontrar el infinito en esta evocación al alma, este es el sortilegio que me encadena al invierno y me da como preámbulo evocar este octubre. Hoy estoy en el lugar lejano del que siempre hui por sentir que vivo, aquí, en donde enterré algunos sueños y oculté mis ojos, estoy aquí, en este punto y aparte reencontrándome en el espejo. 

Foto de Caryn en Pexels