¿Qué es la Teoría del Caos que Utilizan Algunos Gobernantes?
Un país vive la Teoría del Caos, promovida y dirigida desde el gobierno central, como está sucediendo en América Latina, cuando se buscan tres propósitos fundamentales: provocar el descontento general, propiciar dependencia del Estado y alimentar una agitación social que facilite la concentración del poder; al menos según explica José Ramón Ayllón en su libro “El Mundo de las Ideologías”.
Toda ideología promete un mundo feliz que nunca llega, pero la esperada utopía incrementa su popularidad y facilita la implementación, advierte el autor y subraya que las ideologías no buscan la verdad, sino que intentan imponer su visión preconcebida del hombre y del mundo, esquemática, materialista y utópica.
De acuerdo a este análisis, en México estaríamos presenciando un gobierno populista que mezcla todas las ideologías: masonería, positivismo, evolución radical, liberalismo, capitalismo, marxismo, nacionalismo, feminismo, ecologismo y género, con narrativas democráticas y acciones propias de las dictaduras.
Y es que la teoría del caos, esencialmente, sostiene que la realidad es una mezcla de desorden y orden en un ciclo interminable; de ahí que el gobernante populista lo mismo nos impacta con discursos sobre igualdad ante la ley que con decisiones que rayan en la arbitrariedad.
Un gobierno populista busca, entonces, consolidar su poder con tres medidas de corte totalitario: el monopolio de la información y la propaganda, cerrando, intimidando o controlando los medios de comunicación; el control de las armas, creando nuevos cuerpos policiales y paramilitares con cadenas de mando afines; y el control del dinero, apoderándose del Banco Central para imprimir dinero sin controles normativos y financiar un gasto público desmesurado para controlar a las masas y concentrar el poder político.
El antídoto ante cualquier amenaza a la democracia es hacer efectivos: el sufragio universal, la separación de poderes, una justicia independiente, la protección de los derechos humanos, las libertades religiosas, de prensa, de empresa, de trabajo, académica, de investigación científica; protección de la propiedad privada y el respeto de los contratos. Ya vemos el caos, ahora necesitamos evitar su daño.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
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