Más ciencia, menos obediencia 

Eric Rosas

La semana pasada se libró una segunda batalla en la defensa de los fideicomisos públicos para ciencia y tecnología. Estos instrumentos financieros transparentes y fiscalizables sirven para complementar las ya de por sí reducidas asignaciones de recursos públicos y que, de ser liquidados, resultarían insuficientes para realizar investigación científica y desarrollo tecnológico, pero peor aún, le arrebatarían a México la posibilidad de formar a las nuevas generaciones de expertos que se requerirán para enfrentar las problemáticas presentes y futuras en materia alimentaria, de seguridad, salud, desastres naturales, medio ambiente, etc.

El cierre de la sede del Senado de la República el martes pasado dio una muestra clara de la importancia que tales fideicomisos tienen para la comunidad científica de México. Esta acción, llevada a cabo en coordinación con la sociedad civil organizada de los ámbitos del periodismo, la defensa de los derechos humanos, la protección a víctimas, la cultura y las artes, etc., encendió las alarmas entre los legisladores. Ese mismo 13 de octubre todos los senadores de los partidos que integran el autodenominado Bloque de Contención, conversaron con los varios colectivos y comprometieron su voto en contra del dictamen que aprobaron los diputados sumisos ante el primer mandatario y con el que pretenden entregarle los aproximadamente 68.4 mil millones de pesos de 109 fondos. A esta defensa de los fideicomisos por parte del senador independiente y de los 48 representantes que suman en conjunto los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional, Movimiento Ciudadano, y de la Revolución Democrática, ya se han adherido los seis legisladores del Partido del Trabajo, grupo parlamentario que también votó en contra en la cámara baja. Sin embargo, se requieren de al menos 64 votos para frenar esta expropiación arbitraria instruida desde el Palacio Nacional. Los nueve sufragios faltantes que salvarían a la ciencia mexicana de esta embestida del presidente, deberán venir de morenistas, de los cuatro senadores de Encuentro Social y de los siete del Partido Verde Ecologista de México, cuyo genuino interés en el cuidado del medio ambiente quedará evidenciado en esta oportunidad, pues entre los fideicomisos amenazados están los fondos sectoriales para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica Forestal; de Investigación en Materia Agrícola, Pecuaria, Acuacultura, Agrobiotecnología y Recursos Fitogenéticos; de Investigación y Desarrollo sobre el Agua; y de Investigación Ambiental. 

A pesar de la andanada de mentiras, descalificaciones y difamaciones que el titular del ejecutivo federal ha proferido en contra de los científicos y estudiantes que han levantado la voz en defensa de los fondos, el pueblo de México ha entendido que la liquidación de los fideicomisos afectaría actividades sustanciales para la vida pública y para el futuro de nuestra nación. Muestra de ello es la encuesta levantada por El Financiero y en la que seis de cada diez mexicanos (62 %) desaprobó la decisión tomada en la Cámara de Diputados, mientras que menos de tres (28 %) la consideraron adecuada. El restante 10 % no supo qué opinar. Y es que cada vez aumenta más la sospecha entre la población, de que la verdadera intención del primer mandatario es someter a la comunidad científica y convertirla en una clientela electoral más, y destinar los recursos expropiados a proyectos como Dos Bocas o el Tren Maya o, peor aún, a la compra ilegal de votos en las elecciones intermedias. 

Lo anterior, dicho sin aberraciones. 

e.rosas@prodigy.net.mx

Twitter: @DrEricRosas