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Bolsas para cadáver, un negocio con la muerte para salvar a la vida

Uno de los puntos que fortaleció el Covid-19 fue la labor de varios grupos sociales. Uno de ellos es la elaboración de bolsas para residuos y cadáveres, las cuales han sido en gran número utilizadas desde que se informó de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el virus podía ser todavía letal y dañino después de la muerte, aunque no esté en su totalidad comprobado, se ha preferido tomar precauciones por posibles riesgos. 

Aranxa Solleiro

La organización Recicladores Unidos de Bolsas Plásticas se dedica a elaborar bolsas para desechos, sin embargo a mediados del mes de abril, comenzaron con la fabricación de bolsas para cadáver a pesar de la poca creencia sobre la enfermedad y el riesgo que se tenía al manejar un cuerpo fallecido por SARS-CoV-2. 

Dentro de un establecimiento de gran dimensión en el municipio de Ecatepec, alrededor de 25 personas trabajan para la creación de éstas, las cuales han tenido que acelerar el paso por la demanda de los hospitales y agentes gubernamentales para su entrega a la población.

Más de cien mil bolsas han sido hechas, dejando de lado el temor por usarlas en una instancia futura. Éstas han sido trasladadas a distintos puntos de la República Mexicana, pasando en principio por la ciudad de Toluca, en donde se coloca el cierre para sellarlas. 

El esfuerzo de los trabajadores y recolectores de plástico que encuentran a la actividad como principal fuente de ingreso, no solo ha beneficiado a entidades del país, sino que también alrededor de 15 mil bolsas se han enviado a Estados Unidos de América. 

Las características que presenta la bolsa de manera obligatoria con base en los estándares de bioseguridad son: una medida de 88 centímetros de ancho y 2.5 metros de largo. Debe estar sellada por ambos extremos, con la capacidad de aguantar un peso de 200 kilos aproximadamente, sin tener posibles escurrimientos por su grosor. 

La organización se comprometió a donar un millón de bolsas de plásticos a ciudadanos y hospitales del Estado de México con el objetivo de proteger a la sociedad y a los recolectores de basura ante posibles contagios de COVID-19. 

Las bolsas donadas a los residentes son de color blanco, indicando en ellas qué tipo de residuo es posible de colocar en su interior y de esa manera sean debidamente selladas y entregarlas a los recolectores evitando ser contagiados al momento de abrirlas. 

Cuando se trabaja relativamente para la muerte, la vida cobra sentido con un enfoque peculiar y al mismo tiempo se instaura el interés de recapacitar por las acciones de cada uno de nosotros, considerando que en cualquier momento podemos estar en el mismo escenario de aquellos que son encapsulados. 

La labor de la organización ha enfatizado que incluso lo más habitual para la sociedad, puede seguir siendo un elemento para salvar la vida de alguien más. 

Foto: Aranxa Solleiro


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