2020-09-21-la-onda-plana-46

La Onda Plana 67

Esto tiene que parar

Eric Rosas

La semana pasada recibí la invitación para adherirme a la lista de signatarios del desplegado en favor de la libertad de expresión. Por fortuna alcancé a contestar oportunamente, pues los nombres de muchos otros de mis colegas ya no pudieron ser incluidos como “abajofirmantes” por cuestiones de tiempo. Pero a raíz de que se hizo público el pronunciamiento el jueves por la tarde, mis perfiles en las redes sociales se han visto inundados con una multitud de mensajes de dos tipos: muchos que apoyan nuestro exhorto al titular del ejecutivo; y otros tantos que me descalifican y atacan virulentamente con insultos soeces. La totalidad de los últimos, son personas que ni conozco, ni me conocen, pero que evidentemente sienten tener el derecho para insultarme y cuestionar mis credenciales académicas. Por supuesto, esto sólo demuestra de manera clara precisamente lo que denunciamos los más de 650 signatarios del desplegado: que existe ya, inoculado en la población, un clima de profunda división, que ha sido emanado mañana tras mañana durante los más recientes 21 meses y medio. Esta confrontación sólo favorece al gobernante que la promueve, pero no al pueblo mexicano, que ya ha comenzado a enemistarse.

Por supuesto que los insultos, por su carente argumentación, no pueden más que orillarme a lamentar de que tal tipo de reacciones estén exacerbándose entre mexicanos. Que la intolerancia a las distintas formas de pensar esté convirtiéndose en la constante ante cualquier discrepancia con la opinión oficial. Y por ello, quiero ocupar este espacio para compartir con ustedes las razones que me llevaron a firmar el desplegado. Como amante del conocimiento y de la ciencia; como profesional de la investigación científica y del desarrollo tecnológico; como integrante de unas comunidades mexicana e internacional que tienen en su actividad una de las más nobles de la humanidad: la explicación de los fenómenos de la naturaleza y el aprovechamiento de esos descubrimientos para beneficio de la sociedad mundial; y como empleado público que he sido en el pasado; me ha tocado participar de los múltiples esfuerzos que miles de mexicanos hemos hecho para aprovechar el invaluable talento con el que cuentan nuestros jóvenes.

Año tras año y sexenio tras sexenio, los académicos de México hemos presionado al presidente en turno para que incremente el presupuesto destinado a la ciencia y la tecnología, para con ello aumentar el número de becas que permitan la formación de nuevos especialistas; la mejora de la infraestructura de los centros públicos de investigación, de las universidades públicas de todo el país, y de las condiciones de trabajo de los académicos, científicos, investigadores y tecnólogos de México.

Aunque los resultados nunca han sido suficientes, ninguno de los anteriores presidentes había demostrado tal desprecio por el conocimiento. Ninguno antes nos había menospreciado ni insultado. La soberbia descalificación que los más de 650 firmantes recibimos el viernes pasado, es una nueva muestra de la falta de respeto que el presidente tiene por aquellos compatriotas que, durante largos periodos de sus vidas, se han esforzado por formarse en la excelsitud de sus campos del conocimiento; algunos quienes han debido abandonar México para aprovechar la infraestructura que no tenemos y han regresado luego a entregar su conocimiento y experiencia en bien de los mexicanos. Por ello considero que los científicos de México merecen respeto y por ello también, reafirmo aquí que ¡esto tiene que parar!    

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

e.rosas@prodigy.net.mx

Twitter: @DrEricRosas 


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Nacional
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