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Migración a la nube, ¿evolución opcional o mandatoria?

El desafío que el COVID-19 representa para la operación de las empresas implica cambios estructurales que se ejecuten con precisión, rapidez y manteniendo la distancia social, ya que de ello depende la continuidad de una compañía. 

El país comienza la reactivación económica en la llamada ‘nueva normalidad’, la cual sigue mayormente asociada al trabajo remoto, por lo que muchas empresas han tenido que aprender desde cero a operar sin contacto físico, aunque otras ya habían implementado esta práctica, lo cierto es que eran las menos. 

Desde antes de la pandemia el llamado trabajo en casa o home office ya existía en el país, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2014 sólo el 5% de la población económicamente activa podía trabajar desde casa. 

En la actualidad, la pandemia ha cambiado drásticamente la forma de trabajo, tan es así que en junio pasado el Senado de la República aprobó la modificación del Artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo, el cual trata de una reforma que regula y además promueve este esquema laboral y con ello sienta las bases legales que permiten que el home office siga presente. 

Ante ello, es importante que las empresas busquen nuevos esquemas de trabajo que les permitan operar aún en la distancia. En este sentido, una herramienta que ha demostrado mayor efectividad, independientemente del giro de la empresa, es la nube. 

La nube es más que un espacio de almacenamiento de información, es un aliado para hacer crecer a las empresas, ya que, entre sus funciones, abarca todos los aspectos fundamentales de su operación y además facilita la integración con otras tecnologías como bases de datos, compartir archivos, redes, apps, seguridad, sistemas de planificación empresarial, internet de las cosas, entre otras. 

“El alcance de los servicios en la nube son prácticamente ilimitados, no se trata sólo de un sistema de almacenamiento de datos, es una solución de tecnología integral que comprende el desde sistemas operativos, sincronización de datos en tiempo real, correo electrónico y muchos servicios más”, asegura Gustavo Parés, director general de NDS Cognitive Labs, empresa mexicana especializada en desarrollo de soluciones basadas en Inteligencia Artificial (IA). 

Sin embargo, un factor clave que deben considerar las empresas es la seguridad, ya que ésta es uno de los principales miedos para migrar a la nube, por lo que NDS Cognitive Labs recomienda que antes de elegir proveedor, es conveniente revisar sus políticas de seguridad, así como las acciones que realiza para reducir riesgos. La información de una empresa es muy valiosa, por ello es recomendable que en todo momento se utilicen herramientas de administración de acceso, identificación de puntos susceptibles, así como de encriptación de archivos, lo que permitirá tener un mejor control. 

La nube no es el futuro, es el presente 

De acuerdo con el estudio 2020 Cloud Computing Study, de la empresa IDG, el 81% de las organizaciones consultadas tienen al menos una aplicación o una parte de su infraestructura informática en la nube, lo que significa un aumento del 73% en comparación con 2018.  

Muchas empresas ya consideran fuertes inversiones para mejorar sus operaciones en la nube, ya que la mayoría afirmó en el mismo estudio que destinará alrededor del 32% de su presupuesto de operatividad para este fin. Y a pesar de que hay proveedores públicos, privados o incluso esquemas híbridos, las nubes públicas son las más solicitadas con el 55% de las empresas, sin embargo 21% de ellas afirmó tener más de un proveedor. 

¿Cuáles son las ventajas de estar en la nube? 

Ahorros en operación y mantenimiento. De acuerdo con un análisis realizado por International Data Corporation (IDC), las empresas que migraron a la nube reportaron ahorros en sus costos de operación de alrededor de 51%. Cabe destacar que algunos proveedores son gratuitos y los privados cuentan con diversos planes de contratación. 

Pagar por lo que se usa. El costo se define según el uso que se le dé; incluso el uso de la nube puede activarse eventualmente y dejar de usarla cuando ya no se necesita para no generar costos innecesarios.   

Es flexible. Ya sea pública o privada, la nube permite optimizar los servidores conforme las necesidades de la empresa aumenten o disminuyan. 

Alta disponibilidad. Sin importar qué tan extraordinarias sean las circunstancias, permite que la información esté disponible en cualquier horario. 

Agilidad. Permite a la empresa realizar cambios de infraestructura en poco tiempo y responder ante nuevos retos.  

Eficiencia. Algunos proveedores ya cuentan con apps y servicios prefabricados pensados o adaptables para una gran variedad de empresas. Esto ayuda a las compañías a reducir los tiempos de implementación y ejecución haciéndolas más proactivas. 

Foto de Pixabay en Pexels


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