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También a los niños con discapacidad se enseña a distancia , ¿qué implica este cambio para sus maestros?

Ser docente es uno de las labores más admirables en la sociedad. El enfoque debe de estar en su totalidad a quince, veinte o incluso sesenta almas con diversas formas de expresión y comportamiento. Es desarrollar una capacidad formidable y peculiar para escuchar a cada una de las voces que mencionan alguna duda, una respuesta o simplemente emiten el sonido de algo que puede ser de suma relevancia. 

Aranxa Albarrán

Fijar la mirada en un pizarrón, a momentos desafía la capacidad humana para estar al pendiente de cualquier incidente o cualquier inconveniente con los que en ese momento, están bajo el comando. Es nunca dejar una duda sin responder y prácticamente rodearse de todos los libros del mundo para ser capaz de dar una respuesta sino exacta, por lo menos esperada. 

La labor de los profesores se ha visto en disturbios desde hace cinco meses, las rutinas han cambiado y los salones en algunos casos, regresaron a las habitaciones o salas de la casa de aquel que se presentaba como una figura inspiradora. Ahora la enseñanza comparte un lazo de intimidad puesto que el alumno y el profesor permiten el acceso a sus espacios, a su refugio y a su familia, el abrazo se vuelve virtual y el pizarrón se transformó en diversas plataformas virtuales que poco se sabía de su existencia pero que hoy en día se han vuelto imprescindibles y también, inalcanzables para algunos. 

Los profesores son héroes que deberían ser aplaudidos por su esfuerzo diario, por los desvelos y por las horas invertidas en crear dinámicas que permitan el aprendizaje de cada uno de sus alumnos, cada uno con una capacidad distinta de retención y de entendimiento, saber llegar a ellos es entonces el mayor reto de un 2020 que aparenta verse inmenso.

María Tellez es profesora de niños con capacidades diferentes, Julio, Diego, Rodrigo, Lorena y Camila son sus discentes de segundo de secundaria, los cinco comparten distintas capacidades que se bifurcan en: síndrome de down, autismo y asperger. María diseña para cada uno una clase virtual con distintas estrategias para captar su atención y su correcto desempeño. Siete años de experiencia caminan detrás de ella, los cuales le han permitido reforzar sus métodos de enseñanza. 

No obstante, a pesar de las dificultades de ahora trabajar a distancia con ellos, cada día se levanta con el entusiasmo para decirles “Tú puedes. Ánimo” escrito en un pizarrón comprado antes de iniciar el nuevo ciclo escolar, recalcando con ello, que el camino posiblemente no será sencillo pero tampoco imposible. Se sienta en su silla y escritorio donado por su padre cuando trabajaba como contador hace unos años y prepara todo delicadamente: los plumones, los “post-its” para anotar las tareas y actividades pendientes, una lapicera que resguarda un ejército de colores, bolígrafos, goma, tijeras y un lápiz. Una tableta por un lado para sincronizar la conexión con sus alumnos, a los cuales les imparte en horas distintas sus asignaturas y una computadora portátil por el otro. 

Su pequeño grupo se divide en dos horarios: Diego, Rodrigo y Camila a las 9 de la mañana y Julio y Lorena a las 12 del día. A través de las aplicaciones “Classroom” y “Google Meet” imparte lo que podría ser una aventura dentro de un salón de clases de manera física. Comparte un día antes las temáticas que serán trabajadas al día siguiente y les comenta como buena dirigente que estará para ellos el tiempo que sea necesario. 

El equipo de computo tuvo que comprarla con el poco pago recibido al culminar el ciclo escolar pasado, ya que solo contaba con el de su padre y con ella se dice contenta para fortalecer sus técnicas de clase

“El tiempo ha sido complicado para cada uno de nosotros, no puedo decir que solamente los profesores vivimos esto porque cada quien está pasando por lo suyo, pero es cierto que a veces se toma por sencillo el trabajo que realiza uno, se piensa que solo nos sentamos, grabamos un video, lo subimos en alguna red social o plataforma y con eso ya quedamos. Posiblemente existan quienes lo hagan, pero en mi caso por el tipo de niños con los que trabajo y por mi profesionalismo, trato de estar con ellos como si estuviéramos en el salón de clases normal y ellos lo agradecen, le echan muchas ganas y sé que saldremos adelante a pesar de todo.” 

Diego le escribe en la plataforma posterior a presentarle a través de un video subido, las reglas que se deben de seguir al momento de hacer videollamadas: 

“Gracias por el video y haré mi mejor esfuerzo.”

Se percibe un ambiente de respeto y de admiración de ambos, tanto de sus alumnos hacia ella, como de ella a sus discentes. Sonríe y termina diciendo: “lo vamos a lograr, tiene que ser.” 

Foto: Aranxa Albarrán


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